La relación entre Julián y Enzo avanzó de forma más rápida y natural que cualquiera de las relaciones que haya tenido el menor, pero no tenía ni una sola queja para dar.
Saliendo de los puntos obvios como de dónde provenían y rasgos de personalidad superficiales (por ejemplo, Enzo como alguien más extrovertido, Julián siendo más 'reservado' ―hasta que le agarró confianza, después no lo pudo callar más―), ambos coincidían plenamente.
Compartían gustos musicales, comidas favoritas, una pasión malsana por jugar a la pelota e incluso el cuadro de fútbol (podrían haberse cruzado más de una vez en la cancha).
Y las pocas diferencias eran complementarias. Descubrieron que si a Julián le iba mal en matemática, a Enzo le encantaban; y si Enzo sacaba malas notas en artística, Julián podría haberle hecho los trabajos. Y si a Juli le daba vergüenza reclamar en una cafetería que no pidió un café con leche, sino un submarino, Enzo tenía el carisma suficiente para hacerle frente al sistema, chamuyarse a la que atiende y conseguir un submarino y un par de medialunas extras.
La palabra 'croissant' les causaba la misma cantidad de carcajadas y los dos se sabían de memoria las partes de Ella y Yo (a Enzo le correspondía la parte de Don Omar, mientras que Julián estaba más que contento de personificar a la perfección el sentimiento de traición que exclama Romeo al cantar).
Y la química... y la química ¿Qué decirte?
Como la corriente alterna, los besos subían y bajaban de tonalidad. A veces siendo más suaves y sutiles, similares a los besos infantiles en la mejilla que le daba su noviecita del jardín de infantes. Otros, alternados entre mordidas y jadeos, eran fogosos, apasionados, calientes.
Como ese que estaban compartiendo.
Enzo estaba hambriento, devorando la boca de Julián, quien estaba recostado sobre su espalda, con los ojos cerrados y la respiración agitada.
Los suspiros que oía salir de sus labios enrojecidos podrían asimilarse a los cantos gregorianos que te adentran a las puertas del paraíso, así de gloriosos.
Toqueteo por aquí, toqueteo por allá.
Enzo, de cuclillas sobre el mayor, con una dolorosa erección rígida bajo la mezclilla de su bermuda, sabía que tenían que avanzar, ya era hora, ambos querían, pero...
― No tenemos que hacer nada de eso si no querés ―dijo Julián al ver su expresión abatida.
Enzo se sintió tímido. Lo vio tirado en su cama, con el rostro enrojecido, la remera levantada y los ojos repletos de lujuria. Era hermoso, bellísimo.
― No es que no quiero, posta, me da...
'¿Cómo lo digo?'.
― ¿Miedo? ¿Cosa?
Enzo asintió y Julián pensó por unos segundos que parecieron horas.
― ¿Nunca hiciste esto, no? Con un chico digo.
Enzo volvió a asentir y Julián volvió a pensar por esos segundos que parecen horas.
― Bueno como es tu primera vez, te dejo ser el que la pone.
'Dios, Julián, vos y tu acento cordobés' pensó, carcajeando ante la elección de palabras y la tonada desparramada que utilizó.
― ¿O sea que si no fuera mi primera vez, vos serías el que la pone? ―preguntó, alzando una ceja.
Y Julián se rió.
― Y sí, no estoy tan deconstruido.
Enzo volvió a besarlo, robándole algunos suspiros.
El resto es historia.
🕷️
Holi, gracias por llegar hasta acá. Y a la gentecita que guardó esto, muak <3 Seguro para año nuevo hay otro capítulo.
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Irresponsables 〔Enzo x Julián〕
FanficDrabbles y One-Shots que no siguen un orden específico pero componen una sola historia en un universo alterno. 🕷️ Sana diversión, no me denuncien :P (ojalá los chicos nunca encuentren esto).