Sideways

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LAUREN

Victoria había enviado los aperitivos fríos temprano, prometiendo traer los calientes ella misma poco antes de que empiece la fiesta. La música y los tragos estaban listos, mi madre se ocupó de la decoración en tonos blancos y beiges, todo muy de mi gusto. Al mirar el escenario de mi fiesta no pude evitar pensar y rememorar esos cumpleaños que pasé al lado de mis amigos y Marco, esos momentos humildes llenos de alegría, que pensé jamás podrían ser superados en felicidad. Cuando mis amigos vendaron mis ojos a la salida del colegio y me subieron a un auto, haciéndose pasar por secuestradores... me empujaron fuera del auto, me empujaron hacía los brazos de Marco. Él había organizado una fiesta en la cancha de fútbol de su barrio, consiguió el permiso y le pidió a mi madre que horneara un pastel para mí. Estaba muy desanimada, porque unos días antes mi padre se había dejado caer sin aviso en la casa, arruinando mis planes de cumpleaños, pero Marco no dejó que me hundiera, nunca dejó que lo hiciera.

Yo en cambio, lo abandoné sin siquiera explicarle con calma lo que estaba pasando, pensé solamente en mí y me dejé llevar por los motivos de mi madre en vez de decidir por mí misma. Ahora me siento más débil que nunca, imposibilitada de formar una relación
, y temerosa de que James sepa la verdad, de que todo Dortmund se entere de mi pasado con Marco. Cuando me fui de la ciudad supe, desde ese mismo momento que la ciudad ya no era mía, era solo de él, y aquí estoy de nuevo, viviendo en una ciudad que me odia y que probablemente no me traerá nada nuevo.

Aunque me reconozcan levemente en las calles por entrevistar a ciertas personas conocidas, mi fama no se compara ni nunca lo hará con la que disfruta Marco, él es un ídolo de multitudes, una persona admirada por los niños que aspiran a ser como él, por los adultos que compran su camiseta y asisten a los partidos. Todo eso es una presión constante, camino por las calles ansiosa, deseando no encontrarme a nadie conocido, a nadie que pueda traer de vuelta ese pasado consigo. La única amiga que me va quedando de esa época es Victoria, y lo agradezco mucho, no creo que pueda manejar otros rostros conocidos.

"Lauren, hija!" Mi madre me llama desde el primer piso "Victoria y otros invitados están llegando"

Por supuesto que estoy feliz con mi fiesta, quizás debería sentir un poco más pero con la felicidad que siento por ahora me basta.

Mi vestido en tono azul navy alcanza a rozar sin querer las escaleras, tiene aplicaciones doradas en la cintura y tirantes casi invisibles. Llevo puestos tacones altos en color dorado también. No quise exagerar y dejé mi cabello suelto, el maquillaje es muy sutil de igual forma. Las personas que han llegado se congregan en el living, me observan mientras bajo desde el segundo piso. De fondo suena una música muy agradable, tipo chill out. Siempre he sido una persona sociable, no me cuesta entablar una conversación ni tomar la palabra, pero ahora que estoy mirando el rostros de mis invitados me siento un tanto avergonzada, aunque aun no descubro la razón, quizás es por Marco. Cada vez que creo alejarme de èl, vuelve sin más a mis pensamientos.

"Estás preciosa" Me dice Victoria besando mi mejilla un tanto enrojecida.   Los rostros que veo me tranquilizan un poco, son todas personas que he conocido hace poco y eso me hace sentir un poco más segura en cuanto a mi pasado.

Lisa y Roman se acercan a saludarme y entregarme un obsequio envuelto en un papel dorado muy elegante. De a poco, los demás también repiten sus pasos.

"Querida, me ha gustado mucho tu casa" Dice Cathy mientras Mats lleva el regalo con los otros que están sobre una mesa "Deberíamos juntarnos a tomar un café, tengo muchas ganas de re decorar nuestra casa"

La verdad es que la sola idea de pasar más tiempo con Cathy a solas no es muy llamativa, quizás es su mirada que siempre está tratando de descubrir algo oculto, o quizás soy yo la que se está volviendo loca.

Disritmia | Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora