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OMNISCIENTE

— No confío en nadie. ¿Qué tal si cuándo menos nos lo esperamos nos atacan por la espalda? — Charlotte estaba demasiado preocupada. — No quiero arriesgar a Emily y Damián, tampoco quiero que tú te arriesgues. Ya atacaron a Emily y ahora a mí, en cualquier momento lo volverán a hacer, Aidan. —  El ojiverde asintió dándole la razón. — Ni siquiera podemos ir con la policía, ese encapuchado me lo advirtió, si vamos con ella, nos encontrarán. —

— ¿Entonces? ¿Qué quieres que hagamos? — Preguntó el ojiverde.

— Creo que lo mejor es no salir de casa, al menos por un tiempo. Pediremos algunas semanas en la escuela de Mila y Damián. ¿Puedes pedir permiso en tu trabajo? —

— Yo creo que sí. — Dijo no muy seguro.

— Bien, entonces haremos una última salida para traer comida y todo lo que necesitemos para no salir. —

3 semanas después

— ¿Crees que sea buena idea? — Preguntó dudoso al observar a sus hijos.

— Han pasado tres semanas no a ocurrido nada malo. También tengo mis dudas, pero no podemos escondernos para siempre. Además la comida se nos acaba. Iremos con los niños, no hay una persona confiable ahora y no puede ir uno solo. — Se acercó a su esposo y tomó sus mejillas delicadamente. — Tranquilo, todo va a estar bien. — Dejó un suave beso en sus labios por lo que Aidan sonrió.

— Iugh. — Se quejaron instantáneamente Mila y Damián.

— No hagan eso delante de nosotros, es asqueroso. — Se quejó Mila. — ¿Ya nos vamos? —

— Mila, necesito que estemos prevenidos. Tomarás la mano de papá y no la soltaras por nada del mundo, y si algo sucede... Toma a tu hermano y corre, ve a alguna estación de policía y pide ayuda, ¿entendido? —

— Tranquila mami, no pasará nada. El encapuchado nos va a salvar. —

— Eso esperemos querida. —

Los Gallagher salieron rumbo al supermercado, era un día soleado y era temprano, obviamente no esperarían hasta la noche.

Compraron todo lo que necesitaban, incluso hasta algunas golosinas para los niños. Todo iba bien, hasta que llegó el momento de regresar a casa. Todos caminaban en silencio para no llamar la atención. Mila y Damián estaban tomados de las manos e iban en la parte derecha de la acera, sus padres iban a la izquierda. Cada tanto, Aidan y Charlotte miraban hacia sus alrededores para observar que nada fuera de lo común estuviese pasando.

El cielo se nubló en cuestión de segundos, justo en el momento en el que la familia tenía que pasar por una calle llena de callejones. Aidan apretó su agarre al igual que Charlotte, no podían negar que tenían miedo.

Empezaron a caminar rápidamente, Aidan miró hacia atrás, una sombra a lo lejos se escondió al percatarse de su mirada.

— Más rápido, nos siguen. — Susurró para Charlotte.

— Niños, caminen más rápido. —

— Charlotte, tu ve a—

— ¡Mami! — Damián fue arrastrado en el momento que cruzaron un callejón.

— ¡Damián! — Charlotte quiso retroceder para ir por Damián, pero Aidan no se lo permitió.

— Yo iré, tú ve a casa con Emily. — Pero a pesar de eso, Charlotte siguió a Aidan hasta el callejón. — ¡Te dije que te fueras! —

— ¡No voy a dejar a Damián! —

Sin decir nada más, ambos ingresaron al callejón. A pesar de ser de día, el callejón estaba lleno de sombras oscuras. Al entrar, al fondo se observaba un camino dividido en dos.

Aidan tomó la mano de Charlotte y ella tomó la mano de Mila.

— Mam- —

Pero su madre la silenció con la mirada.

— El encapuchado vendrá. — Fue lo último que susurró.

Caminaron hasta llegar a ambos caminos, miraron el camino izquierdo y ahí estaba Damián, siendo apresado por múltiples hombres.

— ¡PAPI! — Pero su pequeña boca fue tapada por la sucia mano de un hombre.

— ¡Suéltalo! — Apretó su mandíbula tanto que parecía que estaba por romperse.

Ningún hombre contestó.

— ¿Qué es lo que quieren? — Volvió a preguntar con la misma furia de antes.

— Queremos saldar cuentas. — Sonrió perversamente y empujó a Damián hacia atrás para que otro de los hombres lo agarraran.

Antes de que Aidan pudiera hacer algo al respecto, otros hombres lo tomaron por detrás y lo aprisionaron entre varios. Charlotte y Mila estaban en la misma situación.

— ¡Déjenlos! — Uno de los hombres lanzó un golpe a su mandíbula que lo tiró al suelo.

—Nos ordenaron mantenerlos entretenidos un rato, luego asesinarlos. ¿Pero sabes cuál es nuestro motivo principal? — Dejó escapar una risa nasal. — Torturarte. — Miró a la familia de Aidan que estaba luchando por liberarse. — ¿Qué te parece si empiezo por tu hija? —

— ¡No te atrevas! — Gritó a viva voz el ojiverde.

— ¡Traigan a la niña! — Exclamó con diversión.

— ¡No lo hagan! — La pequeña Mila alzó la voz llamando la atención de todos. — ¡El encapuchado vendrá y los golpeará a todos si nos hacen algo! — Pero sus gritos empezaban a ser suplicas consumidas por el miedo.

— ¿El encapuchado, dices? — Preguntó con interés y se acercó a la niña, puso la punta de su cuchillo en el mentón de Mila. — ¿Quién es el encapuchado? —

— ¡Alguien que te hará pedazos si nos haces algo! —

— ¡Sí! — Apoyó su pequeño hermano. — ¡Los hará papilla! —

El hombre líder se acercó con molestia al menor de los Gallagher.

— ¡Damián! ¡Mila! — Llamó su madre, Charlotte.

— ¡El encapuchado los golpeará muy fuerte a todos ustedes, señores tontos!  — Volvió a gritar Damián.

Al hombre no le importó que se tratase de un pequeño niño y levantó su mano para propinarle una bofetada que hizo que el niño expulsara sangre por la nariz y cayera de bruces al suelo.

— ¡DAMIÁN! — Gritaron con impotencia el padre y madre del pequeño.

— Dami... — Susurró la hermana del pequeño.

— ¡No le hagas daño! ¡Es sólo un niño! — Charlotte lloró desconsoladamente.

— ¡Traigan a la niña! — Gritó enfurecido el mismo hombre.

— ¡No! — La pequeña mordió la mano del hombre la que sostenía y pudo soltarse del agarre.

Cayó de rodillas al suelo raspándose gravemente, pero no fue impedimento para que se levantara y corriera por el mismo camino por el cuál llegó.

— ¡¿Qué esperan?! ¡Vayan por ella! — Grito enfurecido el hombre líder.

La niña estaba por llegar a la salida de aquel callejón, pero los hombres lograron alcanzarla y tomarla del vestido.

— ¡No! — Y sólo pudo tirar un bote de basura que alcanzó a duras penas.

Los hombres taparon su boca y la llevaron de regreso.

— El encapuchado vendrá, el encapuchado vendrá, sé que lo hará. — Fue lo último que pasó por su mente antes de ser llevada con el líder de los hombres.

HISTORIAS IMAGINARIAS (Cinco Hargreeves, Aidan Gallagher y Nicky Harper ) Y T/N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora