A las 15:12 nace Hoyeon Kim, que no es más que una bolita blanca pequeña, sin pelo ni cejas, ojos que aun no ven el mundo y que te da miedo alzarla, porque podría dejarla caer, pero trae más felicidad que la que cosas muy enormes podrían traer.
Hoseok llora. Taehyung llora. Eunhye llora. Jimin llora. Y bueno, para hacerla corta, todos lloran.
Excepto Hoyeon. En su pequeño cerebro de bebé, ella es la que se da cuenta que es un momento feliz y nadie debería llorar, pero es porque con su pequeño cerebro de bebé, no sabe que todos están llorando de felicidad.
Y no sabe que ella ha nacido para traer felicidad y lo feliz que será.
No sabía tampoco que sería la personita que uniría de nuevo a su padre con toda su familia, pero cuando sus abuelos, supieron que una nueva Jung habría nacido, llegaron hasta donde estaba para verla, y se enamoraron de ella completamente.
El tiempo les había enseñado también que el dinero no lo es todo en la vida. Especialmente cuando se quedaron en la calle y fue el pobre artista al que despreciaron, quienes los ayudó.
Fueron ellos también quienes ayudaron a Taehyung a cuidar de la niña, mientras en la primavera siguiente, Hoseok empezó su carrera.
Aunque no era que necesitaba ayuda, porque Taehyung se había vuelto un experto papá baboso que estaba loco por su princesa y también, su enorme casa nunca estaba vacía de amigos que peleaban por alzarla, cantarle, cambiarle el pañal y darle la leche.
Hoseok no pasaba mucho tiempo en la casa, pero el tiempo que estaba con ellos, los tres se encerraban en la habitación y se la pasaban acostados en la cama.
Taehyung y Hoseok no hacían nada para mayores de edad con la nena en la cama, por supuesto. Para eso estaba la ducha.
Y ambos estaban más felices que nunca. Hoseok había hablado de dejar de nuevo el grado cuando la pequeña enfermó para cuidarla, pero Taehyung se había dado cuenta que solo quería una excusa para no cumplir sus sueños, cuando estaba tan cerca de lograrlo.
Taehyung lo sabe, porque cuando estaba frente a Hoseok, el día de su boca, estuvo a punto de decir no, por miedo a sentirse tan feliz y luego fracasar.
Pero ha sido feliz durante años y no ha fracasado y sabe que Hoseok tiene que tener eso también.
A veces lo extrañaba con demasía, especialmente en épocas de exámenes, cuando el Hoseok se quedaba en el campus para estudiar mejor. Pero Taehyung lo soportaba porque Hoseok pasó por todo esto también para que él cumpliera sus sueños.
Y es lo que una pareja hace. No deben quedarse con el hecho de formar una familia, si no hacer de ellos mismos, las personas que siempre quisieron ser.
Ese era el principal legado que dejarían a sus hijos.
Así había llegado el día de la graduación, con Hoseok teniendo en las manos un título de Pediatra y Taehyung sosteniendo su mano como el marido orgulloso que siempre fue y Hoyeon contándole a todo el mundo que su papi iba a curar a todos los niños enfermos del mundo y un nuevo bebé, un bonito príncipe en esta ocasión, en brazos de su padre.
Por mucho tiempo corrió la bonita historia de un doctor casado con un pintor, con una enorme casa llena de niños y perros, que nadie podía entender como habían logrado conseguir, dada las carreras de ambos y las diferencias obvias de las que los chismes hablaban.
No había gran secreto y cada vez que se lo preguntaban, la repuesta de Taehyung y Hoseok era la misma.
"Estamos enamorados y somos felices. Hemos cumplido nuestros sueños día a día y aunque tenemos problemas como todo el mundo los tiene, luchamos. La lucha es la clave. Cuando no tienes algo porque luchar, probablemente mueres. Siempre hay una nueva cosa que quieres y que debes lograr y ¿por qué no podrías hacerlo si estás al lado de la persona que amas? Lucha por tu vida, por tus sueños, por tu familia y por tu amor"
Taehyung tuvo un sueño llamado Hoseok y a su lado, cumplió todos sus demás sueños y Hoseok tuvo otros sueños distintos, que no hubiera logrado nunca, sin Taehyung a su lado.
Quizás uno de ellos se enamoró a primera vista, pero el verdadero amor fue el que estuvo presente cuando ambos estaban viendo a sus nietos jugar, tomados de la mano, agarre algo tembloroso, pero miradas aun fuertes y genuinas, con una amistad, un noviazgo y un matrimonio que pasó por muchas cosas y duró y no terminó el día que la muerte los separó, si no que continuó, aun más allá, porque así son los amores por los que vale la pena luchar.
