Hoseok y Taehyung se convirtieron en excelentes actores a pesar de que sus carreras distaban mucho de eso porque en el fondo ambos eran artistas simplemente y más que nada, personas enamoradas de alguien con quien no podían estar.
Bueno, miles de personas en el mundo están enamoradas de alguien con quien no pueden estar.
Niñas fans de boybands, señoras enamoradas del galán de su novela, viejos hombres calientes por las curvas de las modelos que solo ven en carteles...
El punto es que es peor cuando has amado a esa persona y esa persona te ha amado también y todo entre ambos ha sido mágico y luego simplemente...nada es así más.
Cuando conoces el cielo y ya no puedes volver a él.
Nada duele tanto como eso.
Así como sabes del placer del sol luego de un día entero de lluvia, cuando conoces lo que es ser amado y amar al mismo tiempo, esa cosa que parece tan simple pero es en realidad, todo un milagro, no sabes cómo volver a la normalidad donde ya no amas ni eres amado.
Su actuación se daba porque se habían convertido en unos expertos en fingir que el otro no existía, mientras las clases seguían y ellos estaban aun en el mismo comité de donde nadie quiso que Taehyung saliera luego del éxito en el desfile de modas.
Se veían todos los días, porque ahora pertenecían casi al mismo círculo social, pero no se dirigían la palabra y parecían casi haber olvidado las cosas que compartieron con el otro.
Los besos y las conversaciones. Las caricias y muestras de cariño. Los secretos y las risas.
Simplemente parecían haber olvidado al otro.
Pero no, simplemente ignoraban al otro.
Aunque no del todo.
Porque cuando Taehyung no miraba a Hoseok, este se lo comía con la mirada.
Notaba la belleza al otro superarse día a día y la mirada cansada que seguro indicaba una pintura todavía no terminada.
O quizás no dormía pensando en él. Hoseok ciertamente no lo hacía.
Quedarse despierto pensando en miles de universos distintos donde las cosas no salían mal y podía seguir amando y seguir siendo amando por Taehyung, era mejor que dormir y tener pesadillas sobre este universo donde eso no es posible ya.
Hoseok observaba como Taehyung crecía ante sus ojos. Era una manera de decirlo, al menos.
Se había vuelto más social. Hablaba con todo el mundo, se había hecho amigo de quienes eran amigos suyos en primer lugar y en realidad, Hoseok estaba contento por eso.
Aunque era una especie de masoquismo porque eso solo significaba que seguiría viendo a Taehyung todos los días.
Y aunque eso doliera, probablemente dolería aun mas no verlo. Así que era un dolor que soportaría. Un dolor que elegía sentir.
Pero ver el rostro de Taehyung cada día, aun si casi nunca sonriera más de esa forma traviesa y dulce en la que solía hacerlo y aceleraba su corazón, valía la pena.
Aun si su dulce mirada ya no era dirigida a él jamás, y ya no se sentía envuelto en la calidez de la ternura con la que lo miraba antes, solo verlo cada día y escuchar su voz aun de lejos, era su motivación para despertar.
Por otro lado, Taehyung, también se la pasaba mirando a Hoseok todos los días.
Dado su faceta de observador nato, sabía que gran parte del tiempo, el pelirrojo lo miraba a él, creyendo que era a escondidas, pero Taehyung lo notaba.