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Cuando HyunJin tomó asiento en el sofá más grande, un sentimiento de nerviosismo se instaló en lo más profundo de sus entrañas. Aquel chico de cabello rubio le permitió la
entrada y no había notado nada extraño en él. Suspiró de alivio para sus adentros, mientras esperaba que el
contrario volviese de su habitación. Observó momentáneamente el lugar sin detenerse en los detalles. Tenía un tamaño justo y los muebles sencillos
le daban un aspecto acogedor. Pensó que podía acostumbrarse a ello.

-Entonces, ¿Eres un estudiante también?-Escuchó la voz del más bajo regresar a través del pasillo. Giró la cabeza en su dirección.

Aquel rubio lo observaba con atención, mientras tomaba asiento junto a él.

-Sí. Estudiaré fotografía, de hecho-Confesó, llevando la vista a sus
manos, nervioso-. Vengo de Daegu.

Félix abrió los ojos con impresión.‐Genial, ¡Mi mejor amigo también es de ahí!-Exclamó contento,
extendiendo su sonrisa hasta sus ojos.
HyunJin devolvió la sonrisa

-Yo soy estudiante de literatura. Aunque también trabajo en una tienda de segunda mano...-

-Supongo que estás perdiendo la cabeza por falta de tiempo, ¿No?-
Felix sonrió en respuesta, asintiendo-.

-Pronto encontraré un trabajo también.

-Aquí está la cuenta -le entregó un papel doblado a la mitad. HyunJin lo tomó y lo revisó, notando la cifra de dinero impresa sobre la hoja. -Lo dividiremos en mitades.

-Me parece bien, es bastante justo- murmuró, asintiendo con conformidad.

Felix sonrió nuevamente, feliz por la
respuesta-. ¿Puedo ver mi habitación?
¡Claro! -El rubio saltó de su asiento con energía. HyunJin lo siguió cuando atravesó el corto pasillo, abriendo una de las puertas posicionadas en paralelo.
Una cama mediana se hizo visible, junto a un armario, un escritorio y una mesa de noche. El más alto lo recorrió
con la mirada, satisfecho con lo que veía. Era suficiente para él.

-La puerta del frente es mi habitación. La que está al final, es la del baño. El
servicio de lavandería está en uno de los pisos inferiores -explicó Felix brevemente, viendo a HyunJin sentarse en la cama, comprobando el colchón.

-Normalmente cocino mi propia comida, espero que no te moleste compartirla...

-No, está bien-Aseguró el castaño, dirigiéndose nuevamente hacia el contrario. Felix conectó con sus ojos

-No sé cocinar-. Una pequeña "o" se formó en los labios gruesos del rubio. HyunJin estiró las esquinas de sus labios, apenado. Pero lejos de
juzgarle por ello, el de baja estatura se mostró emocionado.

-¡Entonces podrás probar mi comida! ¿Sabes? A veces me siento triste porque
un plato me queda muy delicioso, pero no tengo con quien compartirlo para
que me dé una opinión.-confesó juntando sus.manos tímidamente, agachando la mirada con un poco de vergüenza.

HyunJin sintió una especie de necesidad por arrullarlo
-¿Te gustaría ser mi objeto de prueba-El tono misteriosamente infantil en su voz le hizo pestañear un par de veces.

-Supongo que... ¿Sí?-Aceptó, dudoso.

Notó al chico mirarlo con un brillo resplandeciente en los ojos, como si hubiese recibido un premio anhelado.
-¡Gracias! No te arrepentirás, me voy a
esforzar mucho -juntó las manos con una sonrisa, inclinándose suavemente.
Hyunjin rió ante el vigor del chico, justo antes de que un sonido escalara en el ambiente. Felix giró sobre sus pies, mirando en dirección a su habitación.

-Creo que me están llamando... -musitó el rubio, apuntando detrás de si. -Siéntete cómodo. Hablaré con el señor Choi en un rato.

-Gracias, Felix...-murmuró HyunJin justo antes de que el contrario abandonara la habitación. El nombrado asintió con una última sonrisa y salió,
caminando hacia la propia. HyunJin se conservó en la misma posición, observando la puerta de madera cerrada. Dio un par de palmadas sobre
la sábana de la cama y suspiró sonriendo, escuchando al pecoso exclamar un alegre «¡Encontré un compañero!» durante la llamada.
Félix parecía un chico agradable. No había percibido aroma alguno en él, pero tampoco halló la oportunidad para
preguntarlo directamente.

Supuso que Felix era un chico beta, aunque con los días lo averiguaría.

Me pregunto si sería igual de amable si supiera que soy un delta, pensó, resoplando amargamente.

Se levantó a buscar su maleta y desempacar rápidamente, recordándose a sí mismo ser cuidadoso y ocultar su aroma a vinagre con supresores y perfume neutralizador.

Nadie tenía que ver, ni siquiera, la marca en su cuello.

Nadie tenía que ver, ni siquiera, la marca en su cuello

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Espero que disfruten la historia!

Nos leemos pronto!

-𝑀𝑎𝑖🍓

𝑉𝑖𝑛𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑆𝑚𝑒𝑙𝑙 | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora