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Felix bostezó mientras frotaba sus ojos
perezosamente. Había ocupado la noche anterior en estudiar duro para un examen que se llevaría a cabo más tarde, además de la entrega de pequeños trabajos literarios. Se hallaba agotado, apenas había podido dormir un par de horas, por lo que supuso
que su aspecto podría verse masacrado.

Suspiró y se dirigió a la despensa de la cocina. Quiso encontrar las
pastillas del tratamiento,pero no las halló allí. Un mohín se asomó por sus
labios mientras meditaba, dirigiéndose a la sala de estar.

Sobre la mesa de centro se encontraban algunos libros abiertos y cerrados, dejando en evidencia que HyunJin tampoco había tenido una buena noche. Bufó internamente, maldiciendo la vida del estudiante. Sin embargo, todo pensamiento fue barrido de su mente en cuanto dió con un bote de
pastillas.

Se acercó y lo observó mejor, frunciendo el ceño con decepción. No era lo que estaba buscando. De
hecho, ni siquiera eran de su pertenencia. Un atisbo de curiosidad creció al permanecer de pie, observando el pequeño bote de color azul. Parecían supresores. Extendió la
mano en dirección del objeto para confirmar sus sospechas, pero de
inmediato se detuvo.

No debía husmear sobre las cosas ajenas, mucho menos si no tenían la confianza suficiente, como la tendría
con Jisung. Apenas llevaban un par de semanas conociéndose, no quería ser
descubierto merodeando en asuntos ajenos. Daría una muy mala impresión.

Colmó su curiosidad con la suposición de que serían supresores para betas. Después de todo, los betas también sufrían de las épocas del calor; sin
compararse a los celos de alfas u omegas, que por naturaleza tendían a ser más salvajes.

Suspiró alejándose hacia el baño, buscando las pastillas del tratamiento por allí. Quizá estaba siendo demasiado olvidadizo. Cuando finalmente las halló
junto al lavamanos, resopló cansado y volvió a la cocina para pasar su dosis diaria con un buen vaso de agua.

Los betas son extraños, pensó mientras dejaba el vaso de cristal sobre la isla de la cocina y verificaba la hora.

Era extraño que HyunJin no hubiese despertado para entonces. Así que,
caminando tranquilamente, se dirigió a la habitación paralela a la suya.

La imagen de un HyunJin sobre los libros gruesos dormido, con los rayos del sol iluminando la mitad de
su cabello oscuro y unos lentes gruesos de pasta cayendo de su rostro, le hizo sonreír levemente. No pudo evitar apiadarse de él y se acercó para cubrirlo con una manta, cuidando
de no despertarlo.

Felix observó por unos segundos el atractivo perfil del más alto, sonriendo
inconscientemente. Quizás, y sólo quizás, podría dejarlo descansar un poco mientras preparaba el desayuno. Después de todo, no había prisas.

Se retiró de allí, extrañado al percibir un suave y casi imperceptible olor a
vinagre.

Poco rato después, volvió a ingresar a la
habitación con un plato de waffles con miel y un vaso de chocolate. Dulce, tan dulce como la voz que utilizó para despertar al castaño. El falso beta se removió un par de veces y gruñó en protesta, cediendo después de un minuto.

HyunJin frunció el ceño al ver la sonrisa luminosa del más bajo, intrigado al verlo en su habitación con comida en mano que olía demasiado bien. No dudó en relajarse después de estirarse, quejándose del dolor de su espalda al dormir en una posición poco favorable.

El otro no dijo nada. En cambio, dejó el desayuno en el escritorio y volvió a su habitación con calma. HyunJin contempló su espalda al retirarse, sintiendo su estómago gruñir y su pecho apretujarse cálidamente.

Bueno, aquella era una manera poco común de despertar. Pero había sido
un gesto muy lindo. No pudo evitar enrojecer, pensando en lo amable que
podía llegar a ser el rubio.

 No pudo evitar enrojecer, pensando en lo amable quepodía llegar a ser el rubio

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𝑉𝑖𝑛𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑆𝑚𝑒𝑙𝑙 | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora