𝑉𝑖𝑛𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑆𝑚𝑒𝑙𝑙 | Hyunlix

13

HyunJin no salía de su habitación sin pasarse al menos un supresor por la garganta. Lo cumplía minuciosamente,
preocupado sobre lo que podría hacer Felix si descubriera su secreto.

El omega no era unapersona conflictiva o malhumorada. De hecho, pocas veces lo había visto teniendo un mal momento. La mayoría del tiempo
sonreía o tarareaba una canción dulcemente, acariciando los sentidos
del mayor con su hermosa voz. Otros días, en cambio, se mantenía callado y
haciendo pucheros cuando se sentía preocupado. Cuando se enojaba, atacaba el problema.

Y HyunJin no sabía si quería ser atacado por él.

Felix se había concentrado en sus estudios y prácticas para recuperar el tiempo que perdió durante su época
de celo. En aquellos días, el falso beta notaba el vacío que la aparente ausencia del omega dejaba en el apartamento. Comenzó a extrañar su voz cantando las baladas de su teléfono
mientras se turnaban en limpiar.

Y entonces, se encontró a sí mismo sonriendo al recordar al menor mover sus caderas en un baile eufórico cuando una canción movida era
reproducida. O la manera en que el menor sabía prepararle un delicioso café por las mañanas.

La puerta cerrada de la habitación del rubio comenzaba a impacientarlo. Comprendía que necesitaba terminar
con todos sus deberes universitarios, pero, ¿No podía salir un rato para
almorzar juntos?

Quizá el celo le estaba entorpeciendo el juicio cuando posó sus dedos sobre la suave madera de color blanco. Pensó en
girar el picaporte, ¿Pero cómo podía excusar su intromisión?

«Sólo quería verte», él definitivamente no iba a decir eso. Más allá del
rechazo, temía de su propia
sinceridad.

Su tacto se apartó de la solitaria superficie como si ardiese. Sus manos
restregaron su cabello oscuro y lacio descuidadamente, intentando de esa forma sacudir los pensamientos.
de su cabeza.

Quizás debería pintar algo.

Tomó sus folios, las pinturas y todas sus
herramientas para derrochar su creatividad en el lienzo. La página se hallaba en banco, al igual que su mente, y se mantuvo al margen del mundo por
unos minutos. Se dió cuenta demasiado tarde de que, en realidad, no tenía una imagen que retratar.

Quiso imaginar hermosos. paisajes, ver fotos de personas en su teléfono
e, incluso, consideró dibujarse a sí mismo.

Pero nada dió resultado. HyunJin comenzaba a molestarse consigo
mismo, porque contrario al tranquilo y alegre Felix, él solía ser un poco demasiado obstinado.

Decidiendo poner fin a su desastre mental, cerró los ojos y suspiró.
Se imaginó un ventanal abierto, con las cortinas blancas meciéndose con el viento, la luz del atardecer colándose en la habitación.

Y  a un Felix sentado, siendo acariciado por los rayos del sol, bañando su cabello rubio de detalles dorados que sólo lo hacían lucir más angelical.

La piel, nívea y tersa, perdiéndose en una camiseta blanca. Pura, tal como su portador. Los ojos azules, dignos de un omega, acentuando la suavidad de
su rostro y entregándole brillo a su mirada. Los labios rosados, lindos,
acariciables...

El castaño sintió su mano moverse sola hacia el pincel. No había terminado de abrir los ojos cuando tomó las pinturas
y se apresuró a plasmar la imagen mental en su obra.

Quería fotografiar su imaginación, dejar la imagen apreciable y más nítido  que en su propia mente desastrosa.

Se concentró tanto en ella, que ni siquiera prestó atención cuando el rubio salió de su habitación, alegando que pediría algo de comida.

No era consciente de lo que el más alto esmeraba en terminar, pero se dió
cuenta de una cosa.

De la habitación contigua a la suya, se escapaba un sutil pero notable aroma a
vinagre.