* 𝕻𝖆𝖚 𝖙𝖔𝖗𝖗𝖊𝖘 |11|

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Solo te quedaban dos personas para terminar tu último turno de masajista del año.
Desde que te distanciaste de tus padres y te mudaste a Villareal es el único trabajo que habías podido conseguir y la verdad es que no te desagradaba para nada, de hecho le habías empezando a coger el gusto.

Estabas desinfectado la camilla y cambiando el film, cuando escuchastes unos golpes en la puerta. Supusite que era el último cliente, asique le mandaste entrar mientras tú terminabas.

Cuando te giraste, te encontraste con un hombre bastante más alto que tú, con el pelo rubio oscuro y unos ojos claros que nada más verlos te dejaron imnotizada.

- quitate la camiseta y tumbate boca abajo en la camilla, por favor- dijiste poniéndole en los guantes y aplicando el aceite del masaje en ellos-

El chico te hizo casa y se quitó la camiseta dejando al aire su formada espalda, antes de tumbarse en la camilla.

Empezaste a masajear sus hombros y notaste que los tenía bastante tensos.

-Tienes los músculos muy tensos, se que no nos conocemos, pero me puedes contar lo que te sucede- le dijiste sin dejar de darle el masaje-

-Me voy a casar en una semana-

-pero por lo que noto, realmente no quieres hacerlo-

-no, ni siquiera me gusta, al principio puede que me sintiera un poco atraído por ella, pero ahora no se ni cuánto tiempo llevamos sin tocarnos, solo me quiere por mi fama y por el dinero- dijo en un suspiro-

-perdon si me meto donde no me llaman, pero si realmente no quieres casarte y ninguno de los dos tiene sentimientos hacia el otro, ¿Por qué lo vas a hacer?-

-no te preocupes me viene bien desahogarme con alguien. No es algo que yo controle, desde que era pequeño mi madrastra simpre ha controlado mi carrera, haciéndome hacer cosas que yo realmente no queria, incluido salir con mi "prometida" y según ella si me caso daremos una buena imagen y nos favorecera a los dos-

-Tu madrastra es una hija de puta-

Dejasteis la conversación ahí, y tú seguiste haciéndole el masaje, deshaciendo los nudos que tenía en la espalda.

-date la vuelta- dijiste una vez que ya habías terminado con sus hombros y espalda.

Él te hizo caso y seguiste masajeando su pecho y abdomen marcados, los cuales te estaban haciendo tener pensamientos impuros con él.

Estabas centrada en tus movimientos, cuando sentiste su mano recorriendo la parte interna de tus muslos, haciendo que te estremecieras ante su tacto repentino.

Después de un rato no te pudiste contener más y pusiste una pierna a cada lado de la cintura de Pau, haciendo que quedaran colgadas en la camilla.

-qué te parece si te hago un masaje especial, seguro que tu futura mujer ya ha tenido alguno- le dijiste acercando tu boca a su oída, poniendo tu voz más sensual-

Sin siquiera responderte clavo sus dedos en tu cintura y unió vuestros labios en un beso salvaje y necesitado. Como pudo os bajó a ambos de la camilla y subió tu falda dejando al descubierto tu ropa interior negra de encaje.

En un rápido movimiento, te dio la vuelta y dejo tu pecho apollado en la camilla.

- te quiero follar bien duro, ¿Puedo?- dijo acariciando tu culo con su yemas, y tú solo asentiste como pudiste, ya que tú cerebro no era capaz de procesar mucho en ese momento-

Antes de que te pudieras dar cuenta, te había arrancado las bragas, y estaba entrando y saliendo de ti de manera ràpida y necesitada, haciendo que en la sala lo único que se oyera fuera el roce de vuestras pieles y vuestros gemidos.

-Quiero que gimas mi nombre- dijo sin dejar de embestirte, pero en ese momento estabas demasiado centrada en la sensación de su pene entrando y saliendo de ti, como para acordarte de su nombre-

-Pau, me llamo Pau-

Varias embestidas después, ambos os acabasteis corriendo con el nombre del otro en la boca.

[...]

Pau finalmente nunca se llego a casar, y aunque nunca se lo habías admitido, para ti fue un alivio.

Desde ese día Pau volvió a ti trabajo y la mayoria de veces lo acababais haciendo encima de la camilla, sin que nadie os escuchara.

Si semanas antes de vuestro primer encuentro alguien te hubiera dicho que por trabajar en Nochebuena ibas a encontrar al amor de tu vida y al padre de tus tres hijos, probablemente te habrías reído en su cara.

𝒐𝒏𝒆 𝒔𝒉𝒐𝒕𝒔 𝒇𝒖𝒕𝒃𝒐𝒍𝒊𝒔𝒕𝒂𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora