Capítulo 3: Confesión-Confusión; ¿el inicio de "Algo"?

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— ¿Hablar de qué? —Visto a las...

— ¿Puedes ahora? —insistió.

—Ehhhhmmmm —lo único que pude decir. No reaccionaba. Aló, ¿Tierra?

—Ven, acompáñame.

Y lo seguí, como un perro a su amo. Aún no comprendía de que quería hablar y por qué. En el transcurso de la caminata ninguno habló, hasta que llegamos a la plaza y nos sentamos en el pasto, él me miraba profundamente y yo, simplemente yo no podía evadirlo.

—¿Y bien? ¿De qué tenemos que hablar? ¿Qué me quieres decir? —Me limité a preguntar más.

—Isi, ¿qué no te das cuenta? -Preguntó y luego sonrió. ¿Por qué sonríe tan jodidamente hermoso?

— ¿Qué? —Estoy segura que en ése momento tuve una cara tontísima.

—Me gustas. —Mi corazón se aceleró.

—Ehhhhmmmm y-yo... —No sabía como continuar.

—Ya escuchaste, me gustas. —Repitió con toda la certeza del mundo—. Traté de ocultarlo millones de veces, pero ya no podía seguir así, necesitaba decirte que me gustas. Traté de olvidar esto que siento por ti, pero fue imposible. Isi, te escribí muchas veces cartas, que al final terminé quemando, sí que fui tonto. Ahora me siento aún más tonto, pero feliz, ¿cachái?, es algo raro que provoca esto que siento por ti, y si no te gusto, suéltala, no importa, yo necesitaba decirte esto.

—Es que y-yo,y-yo —tartamudeaba.

— ¿Qué pasa? —preguntó un tanto desesperanzado.

—Leo, no sé que decirte, más que me estás poniendo nerviosa. Pero no sé si también me gustas. Lo que sí, ahora debo correr como lo cobarde que soy —dije nerviosa y salí corriendo tan rápido como Correcaminos hacia mi casa.

Me sentí mal.

Muy mal.

¿Qué acababa de pasar?

Ay Dios.

Mátenme.

Lo único que quería era llegar a mi casa.

No me di cuenta cuántos pensamientos pasaron por mi retorcida mente que llegué a mi casa. Entré, sin hacer mayor ruido, subí a mi pieza y me acosté. Resignada de la situación en la que me encontraba, pensé: ¿qué mierda se supone que se hace cuando alguien se te declara?, ¿te alejas?, ¿vas con él e intentas que la relación vaya más lejos?, no sé que mierda debía hacer en estos momentos, ahora es cuando más necesitaba a Batman o Superman para que me rescataran. O que alguien me pasara el Whatsapp de Afrodita o Venus pa' pedirles consejos. Pucha que me sentía rara.

Y de tanto pensar, me dormí.


»


Me desperté agitada al recordar lo que sucedió.

Era tarde, 10 de la noche.

Me sentía completamente absurda, vacía, rara, triste. ¿Quién sabría por qué me sentía así? Nadie, nadie, ni siquiera yo. Necesitaba solucionar esto de una vez ya, ¿o me haría la desaparecida? ¿dejando al Leo tirado con sus sentimientos?, no po, estaba mal lo que estaba haciendo, yo no podía dejar las cosas así, o me armaba de valor e iba a su casa a hablar de lo ocurrido, o me quedaba durmiendo hasta que él me viniera a ver... Pero mi conciencia me decía: «¡Anda a buscarlo, bésalo y dile cuánto lo quieres!» (ni sé si lo quería de verdad) y por otro lado mi inconsciencia decía: «Tú estái equivocá, confundida, ¿cómo vas a sentir lo mismo que él, si llegó hace un día y te confiesa que te gusta?, ¿cómo shit vas a ser tan fácil?», y para que mentir, ambas tenían la razón. Yo hace tiempo que venía sintiendo "cosas" por el Leo, cosas que iban desde que él me ponía nerviosa hasta pensar que alguna vez podríamos ser pololos, pero fueron tantas las ilusiones que me hice, que se me hizo imposible alguna vez gustarle a él, pero ahora estaba pasando, y no sabía qué hacer. Me sentía confusa, y muy pero muy rara por lo que él me confesó. Sus palabras sonaron demasiado sinceras, y es raro, porque aún resuenan en mi cabeza. Yo no debía pasar por esto, ¡pucha oh! ¡En qué lío me he metido, joder tío, coño, ostia! ¡Yo no quiero sufrir! —carita de Whatsapp llorando—. Tenía que afrontar esto como mach... Perdón, como la mujer fiel y digna que soy. Mañana por la mañana me dedicaría a pensar en qué decirle y luego iría a su casa. Las cosas no podían quedar así.

Sin TítuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora