The Evil Consort Above An Evil King - Spanish Version [12]

77. Entrando al Reino del Diablo (3)

El bebé en sus brazos no estaba del todo complacido.

"No estoy preocupado en absoluto. Tengo el dinero. Lo único que me falta es esta hierba". Gu Xijiu le dio una respuesta honesta. Después de reflexionar, decidió que necesitaba darle una lección al niño. "Cuando creces y tienes una meta, no hay necesidad de preocuparse demasiado por lo trivial. Pequeño, tienes que aprender eso.

"¿No estabas preocupado de que él te iba a vender?"

"Ciertamente no lo estaba. Soy su mayor cliente en este momento. Regalarme es una pérdida para él".

El bebé pensó en lo que dijo por un momento y se convenció. Él apoyó la cabeza en su hombro y la felicitó: "Ha sido un viaje muy revelador contigo".

Gu Xijiu le dio unas palmaditas en la espalda y respondió: "¿Te gustaría tenerme como tu maestro?"

Le gustaba el bebé y de hecho había pensado en tenerlo como su discípulo. Él era inteligente.

El bebé la miró con incredulidad. "Déjame pensarlo", dijo, ya que parecía no poder decidirse.

Gu Xijiu pensó que estaría de acuerdo de inmediato. Para su consternación, él le pidió más tiempo para considerar su oferta. De repente, ella le dio una palmada suave en la nalga antes de responder: "Tu tiempo ha pasado. No te queda nada en lo que pensar. No te estoy aceptando como mi discípulo. Cuando encontremos a tu padre, te entregaré a él.

El bebé estaba conmocionado. Él la miró fijamente, como si protestara por su acto de abuso.

Gu Xijiu no le prestó más atención. Estaba a punto de aventurarse en el peligroso Reino del Diablo. Algunas peleas serían inevitables, por lo que no le convendría tener un bebé en brazos.

Gu Xijiu lo pensó y decidió comprar una mochila en el mercado. Ella hizo caso omiso de las protestas del bebé y lo metió en él de inmediato para poder llevarlo a la espalda. Luego, continuó su viaje hacia el Desierto Negro.

El Rey Leopardo Nublado no pudo sobrevivir en el desierto, por lo que Gu Xijiu lo devolvió a la naturaleza y prometió buscarlo cuando regresara. Fue fácil para ella ponerse en contacto con la bestia. Después de todo, su relación ya estaba asegurada con un acuerdo.

Gu Xijiu pensó que el Desierto Negro era un lugar peligroso y desolado, como el Sahara. Se imaginó todo el desierto como un infierno viviente, con nada más que arena negra. Sin embargo, el sitio era más de lo que esperaba. El lugar no se parecía en nada a lo que había visto antes.

El Desierto Negro era de hecho un lugar desolado casi sin vegetación, solo arena negra. De vez en cuando, el suelo estaba lleno de fuegos verdes, haciendo que el área pareciera aún más yerma. No era un lugar para que la gente se quedara por un período prolongado.

Incluso con la ayuda de la Ropa para extinguir el diablo y la Hierba que conserva la juventud, Gu Xijiu todavía se sentía sofocado al caminar por el vacío desolado; especialmente cuando todo lo que vio fue una simple vista de arena negra sin fin aparente. Fue una experiencia muy deprimente.

Si no tuviera más remedio que permanecer en la oscuridad, incluso sin esos fuegos aterradores, aún se volvería loca después de un tiempo. Si Di Fuyi realmente hubiera pasado un año viviendo en este lugar, ya podía imaginar lo difícil que debió haber sido su vida.

Continuó su viaje por otras 30 millas. Fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar. El camino estaba pavimentado con montones de piedras de un verde refrescante, alineados con dos canales de agua corriente a los lados. Miró más allá y vio una vista de campos dorados, emanando un olor a primavera. Sería una cosecha asombrosa, a juzgar por los campos bañados por el sol.

Los árboles altos guardaban sus sombras a lo largo de la pasarela mientras los sauces oscilantes bailaban con la brisa primaveral. Entre los verdes, muchas manchas amarillas de pequeñas y hermosas flores florecieron con su mayor encanto, decorando los árboles apagados como estrellas en el vasto cielo nocturno. Era una vista bastante magnífica.

De vez en cuando, la gente pasaba por los canales de agua o se adentraba en los campos amarillos. Esos deben ser los agricultores; se veían casuales y relajados. Miró hacia arriba y vio el sol dorado, brillando generosamente con su cálida luz sobre la tierra. Se sentía cómoda rodeada de una vista soleada.

Poco sabía ella que el Reino del Diablo era en realidad un lugar pintoresco, con una hermosa combinación de agricultura y naturaleza. Siguió mirando la vista, con asombro.