EVANESCENCIA

9 3 1
                                    

Llegó el momento que no querías,

tu esencia no está perdida.

Lo sé, hay cosas que no merecías,

pero es lo que acogías.





























Me parece insultante que

tú mismo te consideres alguien con juicio,

ingenio, sensatez y razón...

cuando lo que solo haz hecho es hacernos

cómplices de tu propia traición.























Eres lo único que frente al miedo

no tiemblas.

Tu actuar depravado es aquello

que nos llevará a las tinieblas.


























Sí pudiera cambiarte, lo haría cuando sea.
































CARTA A MI HOMICIDA

Te escribo esto solo para decirte y dejarte claras las cosas, y hacértelas llegar al lugar de tu encierro.

Solo lo que más me has traído es pesar tras pesar y dolores, sin tan solo tocarme; por tu culpa es que no dejo de visualizar cada horror que dejaste pasar, todos creen que es mi culpa, y sabes bien que soy la víctima a la cual siempre atormentarás, el asesino fuiste tú, y, ¿qué paso? Nada, absolutamente nada, y aquí estoy cargando tus ataques que no pedí, sí, es cierto, he tenido mis falencias porque es mi naturaleza, pero tú lo que querías es verme sufrir, deseabas verme muerto porque no te aguantas, eres cobarde. No me imagino si así fuiste conmigo, como será el mundo de los demás. Personas que no tienen la culpa de que te hayas nutrido de traumas.

El poder es lo que te enriquece, porque sabes que fuiste creado para que te obedezcan, nos mandan a educarnos porque tú no fuiste capaz de nacer con inteligencia y sabiduría; esfuerzos hacia ti y para ti. Estoy cansado de tú hipocresía. Cada que te necesitaba, no decías nada, te helabas, pero cuando aquellas malas cosas que deseaba borrar me lo restregabas en la cara sin avisar, qué macabro soliste ser.

Toda la vida hicimos cosas para curarnos de ti, he visto como todos se quieren mejorar por ti, pero ahí estas todo estático sin siquiera sentir culpa por aquellas almas que no merecían tú proceder, todos dependen de ti y tus acciones. "Tómate estas píldoras, te sentirás mejor", que aberración es esa, santo cielo.

Eres un desgraciado y egoísta, mira como dejaste al corazón tan débil por tus retorcidas acciones, por no dejar soltar las cosas en la cual no debías agarrarte, aquellos que van al terapeuta o al psicólogo es simplemente porque no estabas estable, y ni hablar de los que van al psiquiatra.

Tú eres el culpable de hacernos quedar en vergüenza cuando se habla de la ansiedad, depresión o trastornos, excusándote de que es porque así es la realidad, cuando, si pensábamos en no seguir tratamientos, tú única salida nos iba a terminar matándonos.

Te crees invencible, ¿verdad? Pedazo de rufián, yo sé que sin ti no podría haber escrito esto ni hacerlo llegar a otros, porque al menos sé que te descubrirán, aunque se te note la paz en tu aura. Me haces llevar a ese momento donde todo me cambio de repente como un rayo. Me atrapaste en donde podía estar más vulnerable y me agarraste del cuello hasta asfixiarme y me dejaste tirado allí. No pude gritar.

Cuando vean mi cuerpo dirán su monólogo "Nadie lo notó mal", "Es una sorpresa para todos", "yo lo veía feliz hace poco", "era tan joven, por eso no es bueno guardarse las cosas" ....

Qué desgracia, todos me culpan, y a ti ni te mencionan, solo te dirán que debíamos sanarte a tiempo, sin siquiera saber que eras mi verdugo, eres mi maldito ASESINO; nadie te encerrará ni te condenaran porque a la final igual irás conmigo, pero esta vez en paz.

No teníamos elección, si te sentías mal, obligatoriamente teníamos que estarlo y no solo por dentro, querías que los de nuestro alrededor lo notaran, morí porque no supiste controlarte, tú eres el maquinador de todo esto, eres el homicida. Eres un terrorista, que quisiste morir de igual manera con tal que nosotros también muramos porque era lo que tú querías, maldita sea.

El único que estuvo conmigo fue mi corazón que lucho con todo lo que podía aun cuando tú no querías, la sangre circulaba hasta donde debía por culpa de tu obstáculo, ¿por qué no aprendiste de mi estómago?, él se calmaba con un poco de comida y ahí donde lo ves, él era más útil que tú; ni hablar de mis ojos que ya se cansaron de observar todo lo que tú le decías que ver, engendro manipulador, mis riñones funcionando con total normalidad cuando le daba lo vital, mí hígado como siempre siendo el verdadero motor, pero ahí estabas tú, te sentías mal y tu única protesta fue desordenarnos la existencia, escoria que eres, dictador.

Claro, como tenías la última palabra hacías lo que se te daba en gana, ¡no nos merecíamos esto por dios!, los que nos rodeaban no lo merecían, mis seres amados no lo merecían, nadie lo merecía.

Y escribo esto con lágrimas porque siento culpa gracias a ti, porque la culpa no existiría por ti, esa alarma tuya que nos retuerce cada que hacemos mal. Para ti fue sencillo decir que otros tenían a alguien peor que tú y que han hecho atrocidades fuera de lo normal, que infeliz, como si fuera algo por el cual deberías estar orgulloso, tu única tarea era brindarnos estabilidad, felicidad y amor.

Terminaré esta carta diciéndote que, aunque si obtuviste logros y reconocimientos, de nada sirvió porque igual nuestra condena fue muerte y sabes que es lo peor...


























Que fui cómplice de este autoatentado.












































Con mucho odio, yo.

HOMICIDIO SIN MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora