The night we met - Leandro Paredes

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I had all and then most of you
Some and now none of you
Take me back to the night we met


Nunca pensé volver acá, donde todo empezó.

Veía todo, las tiendas, los pasillos, los callejones, hoteles, pero lo más importante el océano y su inmensidad.

Decidí entrar al agua, deje todas mis pertenencias en la arena y me hundí en el mar. El agua fría recorrió todo mi cuerpo y se llevo todas mis preocupaciones, dolores y pensamientos.

Estaba haciendo una plancha boca-arriba mirando las estrellas, pensando, sintiéndome débil mientras las olas me movían a su merced, movimientos irregulares, fuertes y feroces me daban la fuerza para vivir un día más.

20 minutos más tarde estaba afuera del agua cagada de frio.

Extendí la manta que tenía en mi mochila y me senté a ver el mar, las olas me devolvieron las lágrimas que había llorado la noche pasada dando lugar a las que caían por mis mejillas en este momento y cada ola que se rompía en la orilla parecía responder cada una de mis dudas.

Las horas pasaban y yo no podía despegar los ojos del monótono movimiento de las olas y no podía dejar de sentir el olor al mar, ese olor salado que calaba cada uno de mis huesos.

Me tenía que ir, pero, me quería quedar, lamentablemente no siempre se obtiene lo que uno más quiere y lo peor de todo es que el sueño me estaba jugando malas pasadas, decidí irme alrededor de las cinco de la mañana.

El camino de vuelta a mi auto fue ameno y tranquilo, cuando me subí y encendí la radio comenzó a sonar "Ojitos lindos", fui tarareándola durante el camino a casa. Lo peor de todo es la ironía de la canción, es escucharla y que sus iris azules vengan a mi cabeza.

Una vez en mi departamento, dejo la mochila al lado de la puerta y me voy directamente a dormir, ya me bañare mañana.

Las sábanas frías me abrazan como si fueran un refugio en el cual mis miedos ya no existieran, me relajo bastante rápido y en menos de cinco minutos estoy profundamente dormida.

El ruido de mi celular se hace presente en el cuarto despertándome, lo agarro a tientas y deslizo mi dedo por la pantalla para atender la llamada, sin prestarle mucha atención a quien es.

-¿Quién? -pregunto.

-Al fin respondes -hablan a través de la línea, no me jodas, justo vos no por favor- mí amor como te extraño.

De lo atónita que estoy tengo que separar el celular para ver la pantalla y corroborar lo que pienso, sí, efectivamente es él.

-¿Qué queres Leandro?, creo que te dije unas quinientas veces que no quería hablar con vos, todavía no estoy lista -respondo de mal humor, ya me cago el día.

-Rubia por favor, solo quiero hablar y aclararte las cosas -se queja él- ¿Puede ser?

-No, no vuelvas a llamar o te juro que te bloqueo -resoplo hastiada y corto la llamada.

Me quedo mirando el techo como por media hora, pensando en él, en como termino, en como lo encontré en la cama con dos tipas, pero también pienso en lo bueno, en como empezó, las noches de karaoke, en cuando cocinábamos juntos.

Dios no puede ser que con una llamada me haga sentir de todo sin siquiera planteárselo, que asco la puta madre.

Me termine parando para ir a bañarme, agarro una toalla al paso y me meto al baño, pongo a llenar la bañera y mientras espero voy a la cocina a agarrar algo para comer mientras me baño.

Nos fuimos mundiales | One shots - ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora