Colgando en tus manos - Leandro Paredes

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Desesperado por el perdón.
Sintiéndome un débil en el cuerpo de un luchador.
Me estoy dando de bruces contra un paredón.
Siento la necesidad de tener de nuevo tu olor.

Perdí el color de tus ojos todas las mañanas.
El roce de las sabanas.

La calidez que desprendes.
Tengo miedo a fallar.
Yo se que vos también dependes.
Quiero que nuestros cuerpos se vuelvan a encontrar.


















Pt. 2







Quiero dormirme de nuevo en tu pecho
Y después me despierten tus besos









Esperar nunca se me dio bien, cada minuto y segundo que Rodrigo se atrasa son peores.

Le pedí que viniera a las seis y ya son seis y diez, odio la impuntualidad.

Estaba por llamarlo cuando la puerta retumba por todo el departamento y unos segundos después también suena el timbre.

Al abrir Rodrigo me sonríe apenado y se adelanta para saludarme con un beso.

-Vi el timbre después de haber golpeado -explica sonriendo inocente.

Suelto una risa corta y lo dejo pasar.

Se mueve por el pasillo hasta el living y se sienta a esperarme.

-¿Queres algo para tomar? -pregunto antes de sentarme.

-No hace falta -responde negando.

Me siento en el sofá que esta en frente a él, nos quedamos en un silencio raro mientras esperamos que el otro hable.

-Cuando quieras -digo mirando a otro lado que no sea su cara.

-Básicamente fue todo mi culpa -comienza suspirando- yo las invite al reservado con nosotros, cuando Lean las vio casi me mata con la mirada -cuando dice esto suelta una mini risa.

-Vi que el no le daba mucho corte a la que fue a insistirle así que no me preocupe cuando se fue al baño, nunca pensé que algo así podría pasar -tiene que hacer una pausa para respirar que me permite verlo vulnerable.

-Cuando nos estábamos por ir él me dice que se estaba sintiendo mal y yo lo único que pensé fue que había tomado de más -asiento a medida que escucho sus palabras- él negó todo y me dijo lo que pensaba, que lo habían drogado, yo como idiota no le preste atención y seguí esperando el taxi.

Sus lagrimas caen con más fuerza, derrama el arrepentimiento que se había guardado muy en lo profundo.

-Cuando llegamos a mí casa no se podía ni mantenerse en pie -sigue explicando- como puede se mete en una de las habitaciones libres a esperarte, en una que yo estaba en el baño las locas se desaparecen, yo con el pedo que iba pensé que se habían ido.

Nos fuimos mundiales | One shots - ScalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora