En una tarde oscura y lluviosa una niña se encontraba mirando por una de las ventanas del hospital donde estaba internada a causa de un problema cardíaco, la curiosa niña puso sus manos sobre el frío vidrio mientras en su mente abundaban las ganas de salir a jugar bajo la lluvia
-¿Te gusta la lluvia?-
La pequeña se giró y vió a un hombre de aproximadamente 35 años, los ojos del hombre no parecían demostrar alguna emoción y su ropa no era la de un paciente
-si, quisiera jugar como los demás niños de mi edad-
-si hicieras eso podrías preocupar a tus padres, pero creo que entiendo como te sientes... cuando un ave es encerrada esta deseará ser libre-
-señor usted no está enfermo, ¿visita a alguien-
El hombre se sentó junto a la niña y dejó que su mirada se perdiera entre las gotas que chocaban contra el cristal, el paisaje era relajante aunque fuera un hospital pero nadie parecía interesado en lo que estaban haciendo la niña y el desconocido
-mi esposa está enferma y necesita un transplante pero aún no han encontrado a un donante compatible-
El silencio lleno el ambiente que los rodeaba, lo único que se podía escuchar era el golpe de las gotas y las ruedas de las camillas desplazándose por los blancos pasillos del edificio.
Cuando la lluvia finalmente terminó el hombre se levantó para retirarse pero la mano de la niña se aferró a su abrigo, la pequeña tenía una sonrisa tan cálida como el sol del verano
-señor, ¿podría acompañarme a ver la lluvia otro día?-
-...supongo que no importa-
-...mi mamá siempre está ocupada con el trabajo por lo no puede pasar mucho tiempo conmigo-
-debe ser difícil estar sola tanto tiempo... entonces te veré en esta ventana cuando vuelva a llover-
El hombre intentó hacer algo que había dejado de hacer tiempo atrás... una pequeña sonrisa se formó en su rostro mientras se despedía de la pequeña niña que recién había conocido.
Una semana después las fuertes lluvias volvieron a azotar la ciudad y justo como lo habían prometido ambos se encontraron en la misma ventana para ver las gotas caer y conversar un poco, los días transcurrían con normalidad para todos y las semanas fueron pasando
Para la niña se había vuelto una rutina ver al extraño señor de negro junto a esa ventana cuando llovía, en su mente había nacido una pregunta que no desaparecía... ¿cuanto tiempo podré seguir viendo la lluvia?
-hoy pareces distraída, ¿pasó algo malo?-
-no estoy segura... escuché que el doctor le dijo a mi mamá que probablemente no me queda mucho tiempo, mi cuerpo se está debilitando con el tiempo-
-no deberías preocupa por eso, te aseguro que conseguirán un donante para tí muy pronto... no abandones tus esperanzas-
-gracias por apoyarme, espero que su esposa también pueda ser operada pronto-
-...sería realmente bueno-
El invierno transcurrió lleno de reuniones entre ambos fanáticos de la lluvia pero el final de la época lluviosa se acercaba y junto con este los problemas para la pequeña
Con el estado de su cuerpo era imposible que lograra vivir más allá de la primavera, el tiempo se agotaba para la pequeña y ella lo sabía por como su cuerpo perdía lentamente la fuerza
-...será una lástima no volver a ver la lluvia-
Justo cuando la esperanza estaba a punto de desaparecer una luz de esperanza apareció para la pequeña y su madre, ambas habían sido informadas de la aparición de un donante compatible y que la operación podría hacerse lo más pronto posible.
Con la esperanza renovada la niña fue enviada al la sala de operaciones donde se decidiría su futuro, fuera de la sala la madre se encontraba viendo una carta que había recibido ese mismo día, los minutos pasaron y se volvieron horas para la mujer
El corazón de la señora no se sintió aliviado hasta que el doctor salió y le dió la buena noticia, la operación había sido un éxito y ya sólo era cuestión de tiempo para que la pequeña niña que había estado encerrada durante tanto tiempo finalmente pudiera ser libre
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-"no sé si podrás leer esto pero si lo haces significa que todo salió bien y muy pronto podrás dejar el hospital, ahora que estás bien quiero que aproveches esta oportunidad y disfrutes de la vida... no te preocupes por mí, en realidad mi esposa murió mientras esperaba un donante así que hago esto para que tú puedas elegir tu propio destino, muy pronto podré volver a ver a mi amada así que gracias por todo pequeña. Atentamente el señor sombrio"-
Los ojos celestes de la pequeña se llenaron de lágrimas cuando terminó de leer la carta que le había entregado su madre, una hermosa sonrisa que había adornado su rostro fue reemplazada por una expresión dolida
Cuando le había pedido a su madre que buscara al hombre que siempre la acompañaba la mujer le dió la carta y le dijo que la leyera, eran las últimas palabras de aquella persona que había sido su amigo, su compañía y... su salvador