Las voces de un pasado indeseado permanecen en la noche, con las tranquilidad de esta sus sonidos se vuelven más fuertes y sus reclamos más exigentes, sin detenerse cuestionan constantemente las decisiones que tomé y a cuántos abandoné.
Como si fuera un recordatorio de un pecado llevo en mi mente grabadas esas voces que me siguen en silencio durante el día y a gritos durante la noche, ya no tengo ni la menor idea de qué es lo que se debería hacer.
Lo aterrador de las voces no son su presencia sino que constantemente doblegan mi mente y me hacen pensar en aquella hermosa historia que murió bajo mis propias manos, aquellos dulces relatos que se volvieron amargos en la oscuridad de la tristeza.
Es imposible dejar atrás mis pecados por lo que he de cargar con dicha marca siempre a dónde sea que vaya... Sin importar el lugar donde me encuentré yo también meditaré.
Que tan diferente sería todo al cambiar una sola decisión, el pasado es tan intrigante porque a fin de cuentas la historia no se puede cambiar y solo terminamos pensando en las posibilidades de una pequeña fantasía, una fantasía que para algunos tal vez pudo ser realidad.