+*+*+* Kioto 1890 +*+*+*
El carruaje conducía por los espesos bosques fuera de la ciudad. El camino pedregoso y la neblina le permitieron viajar únicamente durante el día, haciendo la traviesa larga. El galopar de los cuatro caballos que acarreaban el mueble, hacían del cuerpo de Sesshomaru un tosco vaivén, pero poco le importaba, solo quería llegar a su destino, terminar su encomienda y volver a irse.
Lo que para él sería un fin de semana negociando la exportación de materiales ferroviarios, recién se convertía en el peor viaje de su vida; todo por hacerle caso a la molesta carta de la prometida de Inuyasha, así como a su misteriosa desaparición.
Tenía años de no ver a su familia, pero su hermano no era un tema que le fuese indiferente. De vez en cuanto se escribían alguna carta, siempre con el estricto protocolo que se pueden tener dos desconocidos; pues cuando decidió abandonar su pasado, Inuyasha apenas y cumpliría siete años. Ignoraba por completo sus gustos, sus aficiones, sus problemas y mucho menos sabía que se casaría con la señorita Higurashi.
A Sesshomaru se le atravesó por la mente que probablemente se hubiese arrepentido y su escondite le servía para huir de su promesa.
Al llegar a su destino, se percató que la mansión Taisho, ahora era la sombra de lo que en antaño fue. Los enormes muros que la custodiaban estaban llenos de vegetación salvaje trepando como arañas y el adoquín de piedra era poco visible por haber sido inundado con tierra y maleza. El carruaje lo dejo junto con sus maletas en la puerta principal, donde nadie lo recibió. Se acercó a tocar el gran portón de gruesa madera, pero nadie respondió.
Decidió entrar a la propiedad. Caminó por todo el jardín principal viendo lo descuidado que estaba todo. Una punzada se alojó en su pecho. Lo que anteriormente era un extenso terreno cuidado, ahora solo se levantaba tierra y naturaleza muerta.
Se adentró a la residencia y fue recibido por un imponente perro negro con fauces peligrosas, este le gruño de forma amenazadora con la total intención de atacar. Ojos negros estaban fijos en él. Se quedó inmóvil, pero parecía que ni eso podía calmar el enojo del animal.
– ¡Yako, sentado!
Sesshomaru volvió la mirada hacia la voz de su padre.
Toga Taisho salió de las sombras con una escopeta en la mano, apuntando directamente a su hijo, hasta que estuvo en la luz y pudo verlo detenidamente. – ¿Sesshomaru? –. La seriedad marcada en su curtido rostro por la vejez le impidió que aflorara una sonrisa.
En su juventud, Toga fue el hombre más guapo y gallardo de todo el distrito, eso quedo en el olvido cuando la muerte apareció en su hogar, robándole todas las esperanzas. Su rostro duro era un mapa de preocupaciones, sus ojos dorados parecían no tener vida y su sonrisa parecía haberse borrado con los años. Era viejo; sin embargo, su cuerpo alto seguía viéndose igual de resistente.
– Padre–. Respondió en forma de saludo. Se acercó a él, pero no lo toco. Ni siquiera un saludo menos formal era bienvenido entre ellos.
– Ya eres todo un hombre, ¿Cuántos años tienes ahora?
Sesshomaru tenía su vista fija en él sin inmutarse siquiera. Toga era conocido por una personalidad recia que no permitía ni la menor ofensa sin arremeter en contra del pobre diablo que quisiera pasarse de listo. Sin embargo, no se dejaba intimidar por las viejas pupilas, con los años aprendió a no temerle pero siempre manteniendo un grado de respeto.
– Treinta y tres–. Respondió secamente.
De pronto, el perro volvió a ladrarle y Toga lo silencio con una voz amenazante. – ¡Quieto! –. Su atención regresó a su hijo. –Tenemos pocas visitas. Te ves bien. Me preguntaba cómo sería tu aspecto después de quince años de no verte... Eres idéntico a tu madre.
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La Criatura
Mystery / ThrillerSesshomaru Taisho regresa a la propiedad de su familia tras una trágica noticia. Conforme avance su investigación se topara con un terrible secreto. - Sesshome. Como siempre porque nos encanta. - UA. Ambientado en 1890 - Adaptación/Inspirado de un c...