𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐲 𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨-𝕭𝖊𝖊𝖑𝖓𝖎𝖐𝖔

𝕮𝖑𝖆𝖗𝖆𝖘 𝖎𝖓𝖙𝖊𝖓𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘

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La semana paso, y con eso la verdad del paradero de Nikola con sus compañeros científicos, eso debido a que las valkyrias no encontraron más escusas que decirles y estos fe para no creerles más. Y no es demás decir que en cuanto se enteraron quién pego el grito al cielo fue Edison.

—¡¿Cómo qué está con aquella riun rata?! No entiendo cómo demonios lo permitieron—era el más alterado de los presentes, aunque los demás no estaban tan tranquilos. Vieron de lo que era capaz el Dios en su combate eso les tenía con los nervios por mil.

—Señor Thomas ya le dijimos que no podemos hacer nada, al parecer el joven Tesla fue engañado por el Dios Beelzebub —comentó Gondüll angustiada cómo todos—ese documento se trata de un contrato que sólo demonios hacen para tener subordinados a su disposición —no hacia falta mostrar expresiones su voz era prueba viva de la desesperación y estrés que tenía.

—¿Estan seguras que no pueden hacer nada? —está vez Curie intervino dirigiéndose a las hermanas quienes permanecieron en silencio, Gondüll desviando la mirada y Brunhilda con su cara estoica—nada, Dios no me lo puedo creer—sentándose en una silla se apoyo sintiéndose caer, Newton lo noto acercándose —Curie tiene razón debe de haber algún modo de invalidar dicho escrito, ustedes comentaron que ese demonio timo a Nikola, me equivoco —cuestionó esperanzado al igual que todos.

La mayor de las guerreras asintió.

—Entonces prácticamente es una estafa, ilegal en pocas palabras puede objetar —Suficiente—Brunhilda golpeó con su puño un mueble interrumpiendo al Padre de la gravedad—aunque sea correcto todo lo que ustedes humanos conocen como fraude es inválido aquí.

—Qu-

—Como escuchan, que acaso no han visto dónde estamos y con quién lidiamos —el silencio reino obteniendo una clara positiva de los presentes con sus emociones—escuchen yo veré cómo saco al loco de su amigo de esto. Solo quiero que escuchen con atención lo siguiente, sin importar que sea lo que vean que ese bastardo haga con Nikola no lo detengan.

Eso no le agrado para nada a ninguno, ni siquiera a su propia hermana. Y quien no dudo en objetar fue Edison.

—¡¿Qué dices?! Si ese maldito le pone un solo dedo y en frente mío por supuesto que tengo que actuar, acaso pretenden que no haga nada.

Esto le estaba empezando a causar dolor de cabeza a la mayor, se acercó encarando de frente al inventor.

—Escuche fuerte y claro señor Thomas Edison—ninguno despegaba la mirada, era una total pelea—si ocasiona una pelea en contra de un Dios téngalo por seguro que perderá y será humillado, además —tomó el dichoso contrato poniéndolo en frente—ese hijo de puta tiene todo el derecho de hacer lo que quiera con él. Aunque nadie lo quiera Tesla es de su propiedad.

Edison quiso reclamar pero la mano de Galileo se lo impidió echo un vistazo a cada uno, todos le transmitian que debía de parar—Maldita sea —dio una manotazo a la mano del astrónomo retirándose del laboratorio donde estaban reunidos.

Al salir decidió tumbarse en un pilar de los pasillos, se tomó la frente ofuscado por la situación maldiciendose así mismo por ser así, por mostrar enemistad y envidia al de ojos azulados, por no atreverse a confesarse. En efecto como oyen, Thomas estaba, no está enamorado de Nikola y le enfurecia saber que el estuviese a merced del demonio no entendía cómo demonios era que alguien con tal IQ como lo tiene Tesla podía caer tan bajo, entonces recordó que el lenguaje del contrato era otro sabiendo que se aprovecho de lo bondadoso y inocente que era el castaño. Siendo esa justa la razón por la cual se enamoro.