Ochoa x Messi
El último mundial del mejor jugador de fútbol actual había llegado. Todos tiene su mirada puesta en Lionel Messi, pero él tenía su mirada posada en otra persona, el arquero mexicano de camiseta 13, quien con su franqueza y calidez no p...
Notita previa: Habrá varias actualizaciones a capítulos pasados, solo será para corrección de ortografía y gramática, pa que no se asusten con las muchas actualizaciones de golpe uwu. También espero les guste el mini index de personajes que les hice como regalitou, voy a intentar hacer lo mismo con los caps pasados y tmbn quiero hacer separadores :D ultima cosa quiza los siguientes caps ya van a tener titulo no solo "capitulo 8"yabye
Aparición de personajes en este capitulo
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me ha faltao poner al Dibu, una disculpa de antemano
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Recap del capítulo anterior: Messi, en un verdadero "in vino veritas" (solo que en vez de vino whiskey seguramente) le habló a Ochoa sobre su platónico amor hacia Kun Agüero, su mala experiencia en relaciones, y su anhelo por alguien en quien apoyarse al ver a los jóvenes Julián y Kevin, mexicano y argentino. Guillermo, a punto de ceder a Lionel en su aura tan embriagadora nota las presencia de dos dominantes con maliciosa intención al argentino, a las cuales aleja con una mirada; sin embargo, esta acción hace que todo aquel encuentro se termine súbitamente con ambos equipos regresando al hotel, siendo que eso alteró las necesidades de ambos.En el cuarto de hotel Memo no se percató de que Hirving Lozano estaba despierto y consciente de la alteración del portero
Tanto el equipo Mexicano como el Argentino se les hizo amanecer sin piedad alguna por sus respectivos directores técnicos, una reprimenda como ninguna otra. La cruda y la culpa de haberse descontrolado de tal manera durante el mundial fueron suficientes para despertarles, pero ni siquiera Guillermo Ochoa sentía tanto remordimiento como lo hacía Lionel Messi.
A pesar de que a cada uno de la scaloneta se les sermoneó e incluso se les dió un trato más hostil como forma de castigo en el entrenamiento de la mañana, Scaloni muy apenas le dirigió la vista a Leo, es más, no le dirigió ni una sola palabra desde la mañana, y no había necesidad, la tensión era más que palpable. Parecía que en el entrenamiento Lionel jugaba en su propia final puesto no estaba dando pases y precipitaba sus llegadas hacia el arco. Si bien solo él podía hacer tales jugadas de manera efectiva, pues en cualquier otro jugador estas acciones normalmente demostrarían una clara baja en rendimiento, sabían que no llegarían a ningún lugar si seguía jugando así, y aun así el entrenador dejaba que este siguiera. Nadie intervino, nadie dijo nada.
