Capítulo 3. Lafite del 82 - El jefe y su amigo gay

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—Entonces, ¿otra vez me estás presumiendo sobre tu gran experiencia emocional? —En una pequeña mesa del bar, Jiang Junchen estaba bebiendo una copa de vino que parecía agua simple y luego frunció el ceño hacia Jiang Che con seriedad: —Este Lafite¹ del 82 sabe un poco débil.

—Tú, ¡qué idiota eres! —Jiang Che lo agarró por el cuello de la camisa, y con los ojos hinchados por las lágrimas, gritó con voz ronca: —Un hombre ha desflorado el pequeño crisantemo que he estado protegiendo durante treinta años, ¡y tú todavía estás aquí hablándome sobre si el Lafite del 82 es débil o no!

Jiang Junchen alzó la copa en su mano para evitar que el líquido se derramara, y con la otra mano le dió unas palmaditas de consuelo a Jiang Che mientras decía con una sonrisa: —El hombre no sólo te desvirgo, sino que también te ha robado la ropa.

—...

—¿Quién te dijo que coquetearas con él? Al final conseguiste robar una gallina, pero perdiste un puñado de arroz². —Jiang Junchen dejó sobre la mesa la copa con agua simple -vino débil- que tenía en su mano, y luego se limpió una parte de su cara que había sido salpicada por la saliva de Jiang Che: —Si sólo querías coquetear con él, ¿por qué atenuaste tanto las luces de la habitación? ¿no llegaste a pensar que después no podrías reconocer su cara? Ahora que todo terminó y el hombre ha huido, es inútil que me lo digas.

—Cuando lo atrape, ¡me aseguraré de que se arrodille y me haga una reverencia! —Cuanto más decía Jiang Che, más triste se sentía, así que encendió un cigarrillo y le dió una fuerte calada: —Todo es por culpa de ese bastardo de Yi Wentao... Dijo que todas mis palabras coquetas sobre una aventura eran sólo para presumir, e incluso me preguntó si todavía era virgen...

—...

—¿Qué tiene de malo ser virgen? Sólo no quería quedar mal enfrente de los demás...

—¿Así que fuiste a un bar y coqueteaste con un pequeño cachorro?

—¡Qué pequeño cachorro! Obviamente si parecía un cachorro y todavía tenía un olor a leche en su cuerpo, pero quién iba a saber que... —Jiang Che estaba molesto de nuevo, y apretando los dientes, dijo: Hmph, ¡¿quién iba a saber que al darle un poco de alcohol se convertiría en una persona diferente?!

—Oye, Sr. Presidente, ¿puedes comportarte más como una persona de tu edad? No deberías involucrarte en este tipo de problemas en el futuro. —Jiang Junchen continuó bebiendo el agua simple -vino débil- que había en su copa y al sospechar de nuevo, preguntó: —¿Será que este Lafite del 82 habrá caducado?

Hmph, incluso si me comporto acorde a mi edad, ¿existe algún tipo de seguridad para que no te tomen por sorpresa?

Jiang Che tenía un cigarrillo en la boca y con un sopor de borracho, aún seguía recostando la cabeza en la espaldar del sofá.

—...

—¡No puedo creer que pasé de ser 1 a 0³! Ni siquiera estando a la venta, este sería un trato tan difícil.

Anoche fue el trigésimo cumpleaños de Jiang Che, pero un día antes, un grupo de hombres adinerados se reunieron en un club nocturno para celebrar su cumpleaños. Durante la celebración, se abrieron varias botellas de Rémy Martin y Hennessy, y cada una de las mujeres allí presente acompañaban a su propio jefe. Sin embargo, había mujeres que estaban solas y no pudieron evitar escuchar que alguien le dijo a Jiang Che que le contara sobre el rumor de su virginidad.

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