"Puedo intentar reprogramar, pero no estoy seguro de si podremos tomar ese trabajo", habló en su teléfono mientras miraba una hoja de cálculo en su tableta. "A ver si pueden dejar que lo muevan para el domingo. Está bien. Llámame más tarde y asegúrate de tener el presupuesto terminado. Adiós".
Comenzaste a revisar un archivo en tu tableta mientras caminabas, pero de repente golpeaste una puerta y gemiste de dolor.
"¿___________? Oh, Dios mío", escuchaste la voz de Chenle. "Tu nariz está sangrando", te dijo y caminó hacia ti.
"Eso duele", le dijiste. Agarró tu tableta y tu bolsa mientras te pellizcabas la nariz.
"levanta un poco la cabeza. Vamos adentro", te dijo.Inclinaste la cabeza y Chenle comenzó a ayudarte a guiarte. "¿Cómo eres tan torpe que golpeas una puerta?" cuestionó.
"Todas las paredes y las puertas están hechas de vidrio. Me sorprende que esto no haya sucedido antes", le dijiste y te llevó a una habitación. Agarró servilletas para ti y comenzó a ayudarte a limpiarte. "¿Hay sangre en mi camisa?" preguntaste
"Sí, hay un poco. Tengo una camisa extra en mi mochila que puedes usar si quieres cambiarte la tuya", ofreció . "Toma, siéntate", dijo y te guió para que te sentaras en una silla. "Eres tan torpe".
"Eso es lo más dulce que me has dicho", respondiste sarcásticamente.
"¿Por qué tuviste que correr en una puerta?" preguntó mientras agarraba otro pañuelo.
"No es como si quisiera correr hacia la puerta. Simplemente estaba allí", respondiste.
Chenle negó con la cabeza y suspiró.
"Eres una boba a veces", dijo. "Creo que el sangrado se detuvo", mencionó y retiró los pañuelos, "sí, se detuvo".
"Iré a lavarme las manos", le dijiste.
"Espera", Chenle te detuvo y miró alrededor de la habitación.
Fue a un mostrador y agarró un paquete de toallitas húmedas. Caminó hacia ti mientras tomaba una toallita húmeda y te limpiaba la cara, "te verías como si estuvieras en una pelea si hubieras salido", se rió entre dientes y te entregó otra toallita húmeda.
Te lavaste las manos y Chenle también. Agarraste un poco de desinfectante para manos y te lo frotaste en las manos.
"aquí", de repente te entregó su camisa.
"Oh, gracias", le dijiste y rápidamente te cambiaste a su camisa.
Chenle sonrió, "te ves linda con eso", comentó.
"¿si?" preguntaste y él asintió.
"sí", dijo. "Vamos, tengo que ir a practicar y tú vienes conmigo. Trata de no chocarte con otra puerta, torpe".
"tonto."
Él solo se rió entre dientes y besó tu mejilla mientras ustedes dos salían de la habitación.
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