𝓕𝓾𝓮𝓰𝓸 𝔂 𝓼𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

Maegor Targaryen

Cómo en tantas otras oportunidades, se había organizado un nuevo torneo donde grandes caballeros, bastardos que aspiraban a ser alguien, otros tantos que no tenían nada que perder y la participación honorífica del principe Maegor Targaryen, se reunirán para hacer valer su valentía y orgullo.

El principe. Un formidable y temible combatiente.

—Por todos los dioses, Merisse. Mira que hombre, no tenía idea de que el príncipe fuera tan apuesto —sonreí atontada en su dirección— Aún con todos los rumores y afirmaciones.

—¿Quieres un balde de agua? Se te está prendiendo fuego la vagina. —dijo sin vergüenza a pesar de que podrían escucharnos— Y no quieres fijarte en él realmente, todo lo que se dice del principe no es en vano, su crueldad y forma despiadada no creo que se límite a sus enemigos. Creo que encuentra placer en ello.

Pensar en ser una de sus víctimas no parecía ser tan divertido.

—¿Porque alguien con su tamaño y fuerza sería tan cruel al tratar a una dama sin honor, en lugar de protegerla? Quizá tenga algún tipo de excepción o código de honor, no me creo que no exista amor en él. —Al verlo junto a su madre, puedo ver el respeto con el que la trata.

—Lo que sea que veas en él no existe, Annys. Tienes una idea fantasiosa del amor, dónde tú principe salvador te besa y hace el amor con delicadeza. Maegor te follaría y dejaría tirada al igual que a una puta.

—¿Quien es cruel ahora?

—Solo te salvó de una caída horrible. Ese hombre no es el príncipe de tu vida.

La conversación quedó allí y nos concentramos en el despiadado torneo frente a nosotras.

Muchas damas se acercaron a la barandilla con el fin de ver al príncipe tan cerca como nos era posible.

Este mantenía su porte inquebrantable y peligroso, casi letal.

La desesperación de estás parecía dar gracia al príncipe, se notaba en la curvatura de sus labios siempre fruncidos y sus ojos enojados parecían brillar de burla.

—Estoy seguro de que puedo ganar este torneo contra estos idiotas, pero tener su favor lo aseguraría ¿Es eso posible, mi lady? —sonreí con emoción al ver que la enorme lanza me señalaba a mi.

Entonces cuando iba hacer algo, una dama a mi lado respondió haciéndome pensar que era para ella.

—Por supuesto, mi príncipe. —Por dentro quería ahorcarla y más aún cuando no disimuló su emoción con esa voz casi exitada.

—No hablaba contigo, si con la hermosa pelirroja a tu izquierda. —Por un momento su voz fue dura y despectiva, luego al referirse a mi, se ablandó, todo lo suave que Maegor podía ser claro está.

Asentí con una sonrisa y fui a tomar mi arreglo de flores bonitas y ramas con hojas verdes brillantes que yo misma había hecho.

—Que tenga suerte en los juegos, mi príncipe —el favor de deslizó por la lanza.

Su mirada nunca abandonó mi rostro lo cual provocó que tragara grueso sintiéndome nerviosa e intimidada. Sus ojos eran tan profundos que perfectamente podía ver a través de mi alma.

—Reza por tu vida para que solo se haya fijado en ti para pedir tu favor. —su dramatismo era exasperante.

—No exageres, solo a pedido su favor a la menos desesperada después de ti, la cual finge ser única y diferente y no caer ante su bruto encanto. —reí a carcajadas al ver su expresión de indignación.

—Ya me dirás "tu me lo dijiste un día y no te hice caso" —Rodé los ojos.

—Yo solo estoy feliz de que un príncipe me lo pidiera y no un lord fulano.