Saving us [ AIB Oc ]

02.

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— ¿Algo? —.

El teñido negó con su cabeza, mostrando preocupación: — Nada —.

La noche arrasó la ciudad y ellos seguían en el mismo sitio, no pensaban moverse de allí hasta encontrar alguna señal de vida. O eso pensaba el azabache.

— Aniko, ¿qué te parece si...? —, sugirió, pero fue interrumpido al hacer la misma pregunta por milésima vez.

— Nheo, te dije una y cincuenta veces antes que no —, respondió sin ganas el mayor, echando un suspiro profundo y tomando su sien con el pulgar y el medio

— Es solo un vistazo —.

— ¡Que no hay nadie, mierda! —, alterado.

Por el grito, el universitario quedó perplejo en su sitio sin ya decir algo más. Entendía que lo que estaba pasando no era para una reacción menos que esa y más si seguía insistiendo en algo que no pasaría. Tenía miedo en lo que fuera a suceder en unos días, quién sabe si horas. Tampoco pueden rendirse como si nada.

— Bien —.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres con bien? —, preguntó, alzando su mirada al de lentes colocados y un cigarrillo en la boca.

Kenflen se mantenía jugando con los bordes de su remera blanca y holgada, con decoración de paz y estilo de mandalas en el centro. Gucci.

— Vamos a ver —, señaló con la cabeza en un movimiento leve la salida —. Después de todo hay que salir a buscar comida. No has probado bocado desde el desayuno —.

— Tú tampoco —, dijo con preocupación ocultada por una expresión seria.

— No me importa comer o tomar agua siquiera cuando se trata de tu salud —, respondió indiferente.

— Aniko, que sea alguien conocido a medias por la sociedad no quiere decir que te menosprecies por cuidar de mí —, acotó con un tono más grave por el enfado.

— ¿Y quién me asegura que no recibiría castigo por mis acciones? —, contraatacó pero no sirvió de nada ya que alguien menor que él le terminó dando lecciones de vida.

— Hay tres tipos de personas en la vida —, siguió —. Los que hacen obras de bien sin esperar nada a cambio. Los que hacen obras de bien o mal esperando su merecido karma. Y los que hacen mal, dándoles lo mismo lo que fuera a pasar. ¿Cuál crees que eres tú? —.

— Ninguno —, seco.

— Exacto. Porque tú eres tú, y debes seguir tus ideales —, sonrió para calmarlo —. Por favor, piensa que ahora somos libres de las reglas del mundo anterior y que, quizás, ahora somos tú y yo en un universo paralelo —.

El ambiente quedó reinado por el silencio de ambos individuos que creyeron estar solos en la ciudad de Shibuya. Incluso Japón. Pero al salir a explorar se dieron cuenta de que todo era erróneo cuando miraron una luz en las pantallas gigantes de anuncios.

Wow, mucha luz para un par de ojos.

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First stage
Game
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— ¿Eh? ¿Juego? —, dijo extrañado el pelirrojo, tan bajo que se habló a sí mismo.

— Allá —, señaló con el índice el de guantes de cuerina negra.

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Ding!

“Bienvenido.
Usted está invitado a ser parte del juego de 9 de tréboles.
Las reglas son sencillas.
Es un juego de escape y en dúo. Puede elegir a su compañero de tiempo corrido.
¡Mucha suerte!”.