-Cálmese y explíquenos, ¿Cómo pudo cometer este crimen? - Mostré mi más serena expresión.
- Ese hombre al cual maté fue muy grosero conmigo. Abusó, me maltrató y lastimó continuamente. Hoy, cerca de las dos de la mañana, me encontré frente a una excelente posibilidad de acabar mi eterno sufrimiento. Agarré la soga con la que ese demente me ataba a las sillas y lo ahorqué mientras dormía. No me lamente, estimados, de lo que hice. Ese hombre era una aberración y el mundo está mejor sin el. -La chica, mas calmada, se levantó con dirección al baño.
-No puede usted alejarse de mi vista, señorita. Comprendo su situación pero a pesar de todo ha cometido un crimen, y debo entregarla a las autoridades. (Dijo Sebastián) - Llame a la policía Ricardo.
-De acuerdo.-Disqué el número e informé al oficial de lo sucedido. A los pocos minutos apareció una patrulla.
-¿Qué ocurrió aquí? -Preguntó estúpidamente, el oficial recién llegado.
-Esta señorita afirma haber matado a Norman Eblero, Tío de Jimena Rosal, la desaparecida, ¿Le suena, oficial? - Preguntó Sebastián.
-Por supuesto que me suena, señor analista. Ya desearía yo encontrarla y devolvérsela a su padre.
-Pues aquí y ahora tiene su oportunidad. Hemos enfrente nuestro a Jimena Rosal, anteriormente desaparecida, hija del presidente Carlos Rosal, la cual fue vista por última vez -Antes de hoy claro- el lunes veinticuatro a las seis de la mañana. -Dijo Sebastián, dejándonos a todos totalmente atónitos. Obviamente, para no quedar mal, disimulé que estaba completamente de acuerdo con el.
- No estoy para bromas, analista, por favor sea serio. -El oficial disgustose.
- No me insulte, compañero, fácilmente le puedo demostrar que es Jimena. Llévenla a tomar un baño, quítenle la peluca, vístanla decentemente y se darán cuanta de que tengo razón.
Luego de seguir las instrucciones del analista Joan Sebastián Peculiar, nos encontramos todos muy asombrados de estar frente a frente con Jimena Rosal.
