𝘥í𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦

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Lo había decidido.

Era por el bien de todos, o al menos eso pensaba él.

Le habían dado un ultimátum. Era él o su familia. Aunque Franco podría tener una pistola último modelo sobre la sien y le darían a escoger entre salvar a su familia o a él, escogería una y mil veces a esos tres seres humanos que iluminan su vida con cada risa, sonrisa, llanto.

En siete días los dejaba y nunca hubiera imaginado estar sin su familia. Él ya se había proyectado. Les daría a sus hijos una casa a cada uno, que lo constituyan a su gusto cada uno, verlos ser grandes profesionales y él estaría con su esposa, tomados de la mano viendo a sus hijos siendo grandes.

Pero eso forma parte de una realidad que Franco deseaba con todo su corazón.

— mi amor — su dulce voz captó su atención. — ¿qué pasa? estás muy pensativo.

Franco buscó con la mirada a sus hijos, que hace minutos estaban con ellos disfrutando de los ricos panqueques hechos por Irene, pero ya no estaban.

— se fueron a hacer sus cosas, ¿te sucede algo, amor?

Franco suspiró colocando una de sus manos sobre la pierna de su esposa, dándole un ligero apretón. Debía mantener la cabeza calmada, no podía actuar raro y que su esposa sospeche. Pero es pésimo mintiendole a Sara.

— no, preciosa, estuve pensando en la ducha que no nos pudimos dar ese día.

Sara soltó una risita al oírlo. Eso había pasado hace dos días, cuando Sarita necesitaba unos masajes en su espalda y Franco se ofreció a dárselos después de una relajante ducha que ambos sabían que no sólo el jabón y shampoo iban a involucrarse.
Pero eso nunca pudo suceder cuando Franco tuvo que llevar a Gaby a una pijamada que tenía en casa de una de sus compañeras de clase. Cuando volvió a casa, Sarita ya estaba dormida.

— estás loquito.

— ¿qué? ¿a caso tú no pensaste en todas las cosas que haríamos en esa ducha? mi amor, tan solo tenerte desnuda frente a mi, me vuelve loco.

Sara meneó la cabeza formando una sonrisa en la comisura de sus labios, era un caso su esposo. ¿Quién iba a decir que se iba a casar con un hombre cómo Franco Reyes? ¿Cuándo al principio se odiaban y ahora tienen hasta una familia juntos?

Franco se levantó rodeando la cintura de su esposa con sus brazos, se inclinó un poco dejando un beso sobre la frente de ella.

— ¿los niños irán a casa de Norma hoy?

Sara suspiró subiendo sus manos hasta las mejillas de su esposo, dándole una suave caricia, — sí. Juan David y los mellizos ya han planificado toda una noche de películas de Disney y Los Piratas del Caribe.

Franco sonrió ampliamente, significa una cosa: casa sola.

— oh, no, señor, borre esa sonrisa de su cara que hoy no sucederá nada — agregó mirando como la sonrisa coqueta de su esposo fue desaparecido.

— eso dirás cuándo me pidas más, más y más.

Las mejillas de Sara se tornaron rojas y le dio un golpe en el hombro a su esposo alejándose de él.

— mejor ve ayuda a Gaby con su tarea que le falta.

Franco asintió dejando un largo y suave beso en los labios de su esposa, y antes de voltearse para ir en búsqueda de su hija, bajó en un movimiento rápido sus manos hasta el trasero de su mujer, dándole un apretón que la hizo sorprender. Antes de recibir el golpe que su esposa posiblemente le iba a proporcionar, se giró y salió corriendo. Escuchando la dulce risa de Sara por la casa.

𝟕 𝐝í𝐚𝐬 | 𝐒𝐀𝐅𝐑𝐀𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora