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—¡Bai He tu bufanda! —dijo Tang terminando de acomodarse su abrigo.

—Oh- ¡Ya voy! —gritó devuelta la joven.

La pequeña Bai He salió de la habitación para encontrarse con Tang en la sala de estar. El mayor tomó la bufanda blanca de la mesa y la enrolló cuidadosamente alrededor del cuello de la niña. Ya totalmente lista, Bai He sonrió a Tang antes de darle un cálido y corto abrazo antes de correr a sus espaldas, para acompañar a MK, Mei y Sandy al exterior; Tang se levantó del suelo con una ligera sonrisa.

Poco antes de caminar hacia la puerta principal, se giró hacia la barra de la cocina, donde aún se encontraba sentado Sun Wukong. Éste último movía frenéticamente su pierna derecha mientras agitaba su cola de lado a lado con frustración. Tang se acercó un poco al rey mono antes de colocar su mano en su hombro. El susodicho ansioso se giró inmediatamente después de sentir la mano de su compañero.

No lo hizo parecer demasiado obvio, pero se mostraba sumamente ansioso y nervioso, tanto que lentamente inclinaba su cuerpo hacia el lado contrario, tratando de deshacerse del toque de Tang. Afortunadamente el de lentes captó de inmediato y removió su mano.

—Lo siento —dijo. Solo quería preguntarte si saldrás con nosotros y los chicos al campo nevado.

El rey mono se encogió de hombros y regresó su vista a su taza de café, completamente helada y sin terminar.
Tang interpretó su respuesta con facilidad.

—¿Piensas en la carta? —preguntó.
La cola de sun wukong dejó de moverse.

—Solo.. —comenzó. Me hubiera gustado escribirle algo más.

Tang sintió una punzada de empatía al ver al rey mono tan decaído. Él tenía la imagen de un dios caprichoso, sarcástico y bromista. Era la primera vez que lo observaba de esa manera, lo que le provocó un extraño escalofrío.

—Acompáñanos —dijo finalmente.
Convivir te ayudará a despejarte.

Sun wukong aún algo indeciso se levantó de la silla, para segundos después arrancar un trozo de su pelo para así crear una chaqueta de cuero, y una bufanda azul.

—Andando —dijo, luego de colocarse los abrigos.

Tang le sonrió ligeramente antes de acompañarlo a la salida. El de lentes salió antes, dejando a Wukong un momento bajo el marco de la puerta.
No tenía en claro lo que hacía. Estaba sumamente confundido. Quizás su desmotivación si se debía a no haber podido escribir todo lo que pensaba en aquella carta. Pero ya habría tiempo de pensar en ello más tarde.

En ese momento, realmente deseaba pasar un buen rato con sus compañeros.

Un rato luego de caminar por las solitarias calles de la ciudad, el grupo llegó a un campo abierto de, lo que antes era, pasto verde. Ahora, el extenso terreno ahora se encontraba cubierta por una capa muy gruesa de espesa nieve. MK, emocionado, corrió y luego saltó sobre una enorme pila de nieve, siendo seguido por Mei y Bai He.

Los 3 adultos se quedaron a centímetros del límite del campo, observando a los más jóvenes revolcándose en la nieve como un perro en un charco de lodo. Tang no pudo evitar soltar una carcajada cuando MK comenzó a chillar debido a su nariz congelada. Sun wukong permaneció quieto, con las manos en los bolsillos, posado detrás de los otros 2 adultos mientras la luz se reflejaba en la brillante bufanda amarilla del joven. El rey se encontraba en su propio mundo. No podía dejar de pensar en aquella estúpida carta.

 ▪︎ NIEVE ▪︎ LMK Especial Navideño ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora