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Asgard,

Sigyn

Me desperté por el sonido de los pájaros en mi ventana. Ayer volví muy tarde a casa y, a pesar del carácter de mi madre, la excusa que se nos ocurrió a mí y a Thrúd funcionó. Me libré de una bronca aunque, conociendo a mi madre, no tardará en darme otra por cualquier estupidez. Me levanté de la cama a regañadientes y me vestí con mi ropa normal. Obviamente, no me iba a olvidar de las dagas. Fueron un obsequio de Odín, y mi madre se aseguró de que las pusiera en buen uso a base de muchos entrenamientos. Supongo que una de mis "habilidades" como diosa es mi gran puntería. Pero aparte de eso, no tengo ni idea de lo que puedo ser capaz de hacer.

— Buenos días —me saludó Einar, mi padrastro.— Hoy has dormido más de lo normal.

Encogí los hombros sin darle mucha importancia. Además, ¿A él qué le importa?

Me senté en mi sitio habitual, al lado de mi horroroso hermanastro Viggo, quien ya se estaba dedicando a jugar con el queso y el pan que tenía como desayuno.

— Tu padre tiene razón Sigyn. Vaguear es un mal hábito, y eso te pasa por llegar ayer tan tarde.

— Él no es mi padre. —dije con un tono desafiante, ante la ya mirada asesina de mi madre.— Y solo ha sido por esta vez. Además, llegué 15 minutos después que vosotros, no llegué tan tarde.

Silencio. Era lo único que se percibía en la sala. Mi madre no supo como rebatirme nada de lo que había dicho, y para ser sinceros, se sentía muy bien.

Cogí mi cuenco habitual, y empecé a desayunar, como cualquier otro día, pan y leche. Aburrido, pero suficiente.

Notaba la mirada fulminante de mi madre desde el otro lado de la mesa. Si pensaba que podría intimidarme, estaba equivocada.

— Tienes que darle el desayuno a Stor, y ya de paso, te vas a encargar de recoger la mesa, lavar la ropa y limpiar tu cuarto. Debería darte vergüenza, hablarle así a Einar. —me regañó mi madre con un claro odio en su voz. Como si cada palabra que escupía por su boca fuera veneno.

— ¿A dónde se supone que vas? —exclamó mi madre, aún más enfadada que antes.

— ¿No me has dicho que dé de comer a Stor? Pues eso estoy haciendo. —bufé mientras subía las escaleras.

Qué insoportable. Pensé mientras comencé mi búsqueda para encontrar a Stor, mi mascota.
Stor es mi Kanvi, es decir un animal que tiene dos formas; la primera es su forma de gato negro, pequeño, pero que aún le caracterizan sus brillantes ojos amarillos. Mientras que su segunda, es similar a una pantera negra, grande y espeluznante, aunque solo la usa cuando se siente amenazado.

— ¿Stoooor? Sal de dónde estés. Te voy a dar el desayunooo. —llamé mientras iba mirando de habitación en habitación.

A Stor le gustaba relajarse en espacios pequeños, así que podría estar en cualquier parte. Entré en la habitación de mis padres, donde más de una vez le vi echarse la siesta en una de las esquinas del dormitorio. Fui directa hacia allí, pero tropecé con algo que había tirado y me estampé de cara contra el suelo. Auch. Iba a levantarme, pero una caja debajo de la cama de mis padres, llamó mi atención. ¿Qué es eso? Estiré mi brazo y arrastré la caja hacia mí. No era muy grande y no pesaría casi nada, si no estuviera hecha de madera. No tardé ni un minuto en abrirla. Dentro había. . . ¿Una carta?

Mi querida Liv,

nunca pensé escribir esta carta, pero lo alarmante de la situación me lleva a ello. Me están buscando, asumo que no tardarán mucho en encontrarme. Me encuentro en una cueva, escribiendo esto con el poco papel que me queda. La comida escasea, tengo sed y la falta de sueño me está afectando. Parece ser, que los enanos ya no están dispuestos a ayudar, y en todo momento me siento vigilado.

[𝐁𝐑𝐔𝐉𝐔𝐋𝐀] || 𝙰𝚝𝚛𝚎𝚞𝚜 𝚢 𝚝𝚞́ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora