JiMin sabía que lo que hacía, podía parecer malo, pero no le gustaba tener que ver los rostros de niños y niñas tristes porque no tenían un papá. Así que, ¿por qué no ayudar a las y los Omegas solteros aunque sea unos días?
No tenía necesidad algun...
JungKook salió de casa temprano en la mañana dejando a YongSun con la pequeña, prometiendo que traería más comida deliciosa y estaría temprano en casa para que puedan jugar. Hoy volvía a su horario «normal» donde esperarían toda la mañana por verlo.
HeeJin quería conocer el lugar donde su papá trabajaba, solo que a veces no podía salir por las órdenes que su tía seguía. Y no entendía porque, sabía que se portaba bien pero apenas salían de casa por lo que casi no molestaba a su tía ni a su papá. Jeon HeeJin no entendía muchas cosas de los adultos.
—Tía Sun —dijo llamando así la atención de ella mientras desayunaban. —¿Po qué papi tabaja muuuucho?
—Porque quiere darte muuuuchas cosas buenas —sonrió ella, la pequeña por su parte solo asintió sin decir nada más. —HeeJin, ¿está todo bien?
Respondió moviendo su cabeza, no preguntaría más, estaba segura de que su papi hacía bien si era por eso. Aún así, no entendía muchas cosas.
JungKook llegó al restaurante con una sonrisa mientras saludaba a sus compañeros y al señor Park, sin ser tomado en cuenta por este último. Tenía una expresión seria que cualquiera puede temer, por lo que retomó su camino hasta la habitación sonde salía cambiarse junto a sus compañeros.
Caminaba tan distraído que no pudo percatarse de la presencia del señor Kim, quien lo sostuvo para que no llamaran la atención cuando se tambaleó. Levantó la mirada logrando ver su sonrisa y que estaba frente a alguien tan especial. Sus pensamientos probablemente no tenían que ir por ese camino.
—Ten más cuidado JungKook —solo le quedó asentir— puedes seguir tu camino con mucho cuidado.
Realizó una reverencia y susurró una disculpa, JungKook no solía ser alguien tan distraído, seguro estaba así por la situación que vivía cada mañana. Esa mujer no lo dejaba respirar con tranquilidad, pero trataría de entenderla una vez más, solo una vez más.
Sería mañana muy larga, estaba preocupado y extrañaba demasiado a su hija, pero si quería darle lo mejor tenía que trabajar aún más de lo que ya hacía.
—Hey JungKook —alguien tronó sus dedos frente a él para que volviera a la realidad, era HaNeul, el Alfa que se encargaba de su entrenamiento— ¿Todo bien? Estás algo pálido.
—¿Yo? Quiero decir... si, todo está bien —sonrió— iré a cambiarme para ayudar.
Una vez más en la mañana realizó una reverencia disculpándose por no estar donde se supone debía estar. Tenía que decirle adiós a sus pensamientos y concentrarse en su trabajo.
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¿Qué si estaba aburrida? Mucho, veía a su tía escribir algo mientras revisaba unos pesados libros. Hasta donde lograba entender, ella hacía todo eso para ser médico, y estaba segura de que su tía sería la mejor.
—HeeJin —escuchó su nombre, levantó la mirada y sonrió— ¿Quieres comer algo?
Negó moviendo su cabello corto y sintiendo como éste se golpeaba con su rostro resultando así una extraña caricia. Era bonito cuando su cabello le hacía ese tipo de cosas.
