01- Luna

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-¡Amanda! -Grita un hombre agonizante.
Abro los ojos asustada, miro a mi alrededor, la oscuridad es la única que me hace compañía esta noche.
-Una pesadilla... - Trato de tranquilizar mis latidos que están disparados tomando mi cabeza entre mis manos. Estoy empapada en sudor.

Debería darme una ducha.

¡Qué inteligente! ¿Llegaste a esa conclusión sola?

¿Qué? ¡Por supuesto!

Si si, claro

Abro la puerta de mi habitación, el piso frío del pasillo me recibe, un escalofrío me recorre.
Los ojos se me cierran.

Quiero dormir, pero se que si no me ducho voy a volver a la misma pesadilla.

Suspiro.
Siento algo pasar entre mis piernas. Abro mis ojos, ya no queda un rastro de sueño en mi sistema.
La oscuridad es tanta que me muevo de memoria. Corro a encender la luz, mis ojos arden y me mareo.
Entonces lo veo.- Miau.

*traducción aproximada: holis

-¡Aghs! Maldito gato, me infartaste!
-miauu miau.

*T.A: hambre comida humana tonta.

-Son las...-Miro el reloj de pared- ¡Tres de la mañana!- me pongo en posición de jarra, como las señoras retándoles a sus hijos.
-Miau? Miauuu?

*T.A: y a mi qué? Te pregunté?

-¡qué! No me mires así- lo amenace con el dedo.- puso ojos tiernitos- ¡No va a funcionar!
-miau?-movió su cola como una víbora mientras se fregaba por mis piernas.
-¡Sin tele por hoy!
-¡Miau! -entre cerró los ojos amenazante.

*T.A: ¡Qué!

-podría serlo por una semana...- yo también le mire amenazante.
-¡Miau miauu! - me miró amenazante antes de darse la vuelta e irse.

*T.A: ¡Me ganaste, pero solo por esta vez!

¡Me lleva el Anti Cristo! Maldito gato.
Abro la puerta del baño y me encierro.
Mojo mi cara, observo mi reflejo en el espejo  del lavabo.
Unas pequeñas ojeras en mis ojos, mi pelo negro atado en un moño y mi piel oliva.

Se me escapa un suspiro. Me meto en la ducha y paso unos minutos debajo del agua antes de salir y cambiarme a otro pijama.

-Quizás.. debería tomar aire fresco- no tengo muchas ganas de volver a dormir sinceramente.
En el camino me cruzo con Grillo.
-miau?
-sí, vamos afuera.
Lo alcé y abri la puerta corrediza.
El pasto levemente húmedo por la llovizna me recibió. Me dirigí al par de sillas de jardín blancas y me senté en una. Puse a grillo en la otra y subí mis pies a la mesita.
Cerré los ojos y respiré. No había nada que un poco de aire fresco y cielo nocturno no pudiesen solucionar.
Levanté la vista al cielo. Las estrellas lucían más brillantes que de costumbre y no había una sola nube.
Me sumergi en el misticismo del ambiente.

Siempre consideré que cada parte del día tiene un cierto misticismo que nos atrae inevitablemente. A mi me gusta la noche, de cierta forma logra sacarle soluciones a mis problemas y me relaja de sobremanera, a demás me pone muy reflexiva, aveces nostálgica. Hoy era la última.
Estas fechas son difíciles. Estos días están siendo difíciles.
-Los extraño...¿Por qué...- No, no cambia nada hacer esas preguntas. Debo seguir, eso me digo siempre. Intento seguir, claro que lo hago. No debería ser difícil,  la vida no es difícil solo hay que seguirle el ritmo. Entonces ¿Por qué no puedo avanzar?
Solo tengo que egresarme, entrar a una universidad,  estudiar algo y luego trabajar de algo que me guste.
¡Es simple! ¿Por qué me parece tan complicado? Solo tengo que hacer eso, sin embargo, no puedo salir del vicioso círculo de la autocompasión. La psicóloga me dice: "Vamos! Eres joven ¡No te rindas!" Pero ni siquiera tiene sentido que esté bien.
Todo tenía consecuencias, eso aprendí después de un tiempo.

¿Pero no podía evadirlas y nada más?

Un ruido sordo en mi cocina me alerta y Grillo corre a ver qué es.

-Ojalá cazes algo, torpe- digo viendo cómo se lleva puesta la puerta de cristal.
Me tira una mirada que supone ser amenazadora pero que se asemeja a algún meme que habré visto por internet y estallo en risas para ir a ayudarlo.
Lo levanto y entro a la cocina como si nada. Luego recuerdo el ruido y me acojono.

-carajos y si se metió alguien?- siseo mirando a Grillo mientras el me miró con cara de "y que voy a hacer yo humana tonta".
Se bajó de un salto y corrió a su camita al otro lado de la cocina.
-claro abandoname, si no soy yo ¿Quién te va a dar de comer?- le dije pero me ignoró lamiendo sus patas.
Encendí la luz cuando me aseguré de que estaba sola en el lugar. Una botella estaba en el piso.

-¿De dónde caiste?
Una luz que no había notado captó mi atención, era la heladera. Estaba abierta de par en par ¿Cómo era que no lo había visto?
Las cosas estaban un poco movidas pero definitivamente no faltaba nada. Bueno no es como si pudieran llevarse algo aparte de botellas de agua porque todavía no era mi día de compras e igual vivía a base de fideos instantáneos.

Creo que el ladrón te dejará dinero si seguimos en estas condiciones.

Ojalá

Me reí por la cara que debió poner el ladrón cuando veía mi heladera.
Y ahí caí en cuenta, la espalda se me erizó.
LADRÓN.
Definitivamente alguien se había metido en la casa y yo estaba riendome de él. Corrí a tomar el teléfono. Marqué el número de la policía pero en cuanto iba a llamar el timbre de la puerta delantera sonó.

¿Qué carajos?
Hey! No nos mates no bajes!!

¿Sigues aquí? ¿Qué hacemos?

Yo que sé! Todo menos bajar dah!

Bueno, toca bajar.

Prácticamente corrí hasta la entrada cuando el timbre volvió a sonar.

-que si! Por el altísimo que ya - abrí la puerta y enmudecí cuando un imponente hombre casi se me cae encima. Logré sostenerlo y mantener el equilibrio antes de caernos de culo pero pesaba un montón.
Abrí la boca para gritarle que se quitase pero una mano enorme me acalló.

-Ayudame, por favor...- dijo antes de desvanecerse por completo.

Pero ¿Qué carajos?

Divina oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora