02- El extraño

1 0 0
                                    

-A ver, recapitulemos- seguí caminando en círculos mientras Grillo me miraba serio desde su camita. Cuando ví algo similar a un asentimiento de su parte, continúe.- Primero la heladera y ahora un rarito sucio aparece en mi casa- enumeré para luego observar al hombre.
Me acerqué y toque su brazo. Meterlo a la casa fue jodidamente difícil, era bastante pesado, tal vez  tenía unos 80 kilos, nada extraño si viesemos su altura. Medía aproximadamente 1'90 y algo, su cabello era negro tan oscuro como la noche y su piel blanca tan pálida como si nunca hubiese tocado la luz del sol.
Observé su rostro, su ceño fruncido indícaba que algo le dolía. Para mí desgracia no estaba a la vista por lo que iba a tener que palparlo un poco. Inicie por sus piernas, que era lo más lógico debido a que cayó sobre mí. Pero no tenía nada que, almenos, sangrase mucho exceptuando por unos cuantos rasguños.
Finalmente levanté su camiseta, aunque ya no le quedaba mucha de aquella tela negra.
Un enorme agujero me sorprendió, carajos se estaba muriendo!

Empecé a temblar pero al instante reaccioné y encendí la ducha, necesitaba limpiarlo.
Luego tiré una frazada en el suelo y lo tire en cima de ella.

-pobre mañana le va a doler todo. Bueno, igual ya le iba a doler- reí un poquito solo un poquito.

¡Y así quieres ir al cielo!

-Fue solo un poquito, no tienes sentido del humor.-murmuré

Estire el otro extremo de la sábana y rápidamente lo llevé al baño.
Meterlo en la bañera fue difícil pero ya había pensado en algunas estrategias para eso.
Para cuándo lo logré el agua se tiñó de diversos colores pero el rojo sobresalía entre ellos.
Fue entonces cuando me asusté ¿Lo estaba haciendo bien? ¿Qué tal se me desangraba en el agua? Mejor si lo hacía rápido, me concentre en sus partes vitales, es decir, el rostro y el abdomen lo otro luego se lo limpiaba él. No iba a estar desnudando a un desconocido el mismo día que tenía misa.

-¡Carajos! Hoy es La Misa!- me preocupé, se suponía que yo llevaba las galletas y de acuerdo a cómo iba mi día lo más probable es que no llegase a prepararlas. Maldito extraño, maldito ladrón y por sobre todo maldito insomnio.

Apuré mis movimientos cuando noté que el hombre palideció más de lo normal. Quite el tapón de agua y me apresuré a sacarlo de allí. Quedó tendido en el suelo, empapando mi alfombra blanca para luego empezar a teñir todo con su sangre. Tomé el botiquín del armario que estaba bajo el lavabo y busqué el iodo. Rocié una gran cantidad en su herida y está vez no lucía tan mal. Va, si estaba mal pero lo que antes parecía un hueco ahora era un corte muy profundo ¿Había visto mal?

Ni siquiera duermes bien querida.

Si no te encargases de sobrepensar tal vez lo haríamos.

Blah blah blah.- se burló mi conciencia.

Tomé el hilo y la aguja, me preparé mentalmente y clavé por primera vez.

-vamos viste todas las temporadas de Anatomía de Grey's- me alenté- además viste Doctor House! Eres imparable! Toda una cirujana experta.

Para cuándo quise mirar la herida ya había terminado, para mí sorpresa no era un matambre. Estaba bastante bien, aunque no era raro debido a que las manualidades eran lo mío, bueno no quiero comparar suturar a alguien con armar libretas pero eran caaasi lo mismo. Saben qué? Mejor dejo de pensar en manualidades.
Igualmente la cicatriz será linda.

-Hice lo mejor que pude pero te va a quedar una linda cicatriz- le murmuré. Desinfecté la herida una vez más y luego la tapé con gasas esterilizadas. La principal herida ya estaba lista, suspiré, ahora sí podía estar más tranquila. Pasé a su rostro, allí tenía varias cortadas y su rostro se encontraba hinchado de los golpes

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 13, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Divina oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora