6. Desafortunado

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Olivia estaba sentada en uno de los sillones en la estancia, con la pequeña caja entre sus manos y una brillante sonrisa en su rostro.

La abrió una vez más, encontrando los pendientes de zafiro y diamantes dentro de esta, al igual que las últimas dos veces que la había revisado.

No podía evitar sentir la emoción invadir su ser cada vez que los veía, no solo por que eran una pieza de joyería única, si no es que invaluable, pues sabía que el valor iba más allá de los diamantes que sostenía en sus manos.

Sabía que había una historia de trágico romance detrás de ellos y eso los volvía, de pronto, su objeto más valioso.

La puerta del departamento se abrió justo a la hora correcta y Marius pronto hizo su entrada a la estancia. Entre quejas y gruñidos se lanzó junto a ella en el sofá, descansando su cabeza sobre el regazo de Olivia.

La joven solo sonrió y comenzó a desarmar los rizos en la cabeza de su prometido.

-¿Que tienes ahí?- preguntó, levantando la cabeza, esperando a que Olivia le mostrara lo que había dentro de la cajita en sus manos.

-Tu mamá me trajo un obsequio.- respondió ella con emoción.

El joven mago se sentó con comodidad, esperando paciente a que Olivia le mostrara dicho regalo. La bruja abrió la pequeña caja aterciopelada y la puse en sus manos.

-Oh mon Dieu- exclamó Marius. Oh Dios mío.- Está vez se lució.-

Observó con detenimiento los pendientes, sin perder ningún detalle. Desde el enorme zafiro azul que conformaba gran parte de la pieza, hasta los pequeños vientos de diamantes que le rodeaban.

Parecían una pieza de joyería más que refinada, lo que le hacía extrañar que no hubiera un collar a juego.

-Son lindos.- dijo Olivia al verlo tan concentrado.-¿No es cierto?-

Marius sonrío y le devolvió los pendientes, no sin antes acomodarlos bien en la caja.

-Lo son.- aseguró.- En mi cumpleaños solo me dio una tarjeta de regalo. No es justo que te toquen los buenos obsequios.-

La joven, incluso cuando no dejó de reír ante el berrinche del mago, no pudo evitar darle un golpe en el brazo.

Después de las risas, por una fracción de segundo, su mirada se oscureció.
-Creo que deberías llamarla.- dijo Olivia.-No se veía muy bien.-

-Lo haré.- respondió Marius.

Aunque no la llamó de inmediato, no podía evitar sentir inquietud ante lo que Olivia le dijo. Sabía que se preocupaba por Peggy, tanto como Peggy se preocupaba por ellos.

Sin embargo, su madre solía ocultar los males que la atormentaban, simplemente para no involucrar a otros en sus penas. Siempre lo había hecho.

Así que si deseaba saber que sucedía, debía ir a verla.

En ese momento, sin embargo, con todo el asunto de la boda por delante, estaba demasiado cansado para cualquier cosa.

Olivia, como si hubiese leído sus pensamientos, se puso de pie y caminó hasta él. Marius solo alzo la vista, reclinándose en la mano de la joven que ahora sostenía su mejilla.

-Voy a preparar té.- dijo Olivia.- ¿Quieres un poco?-

Marius sonrío, aún sintiendo el cálido tacto en su rostro.
En una circunstancia normal hubiera expresado su despecho hacia el jugo de hojas caliente.

Pero en ese momento, sintiendo que caería dormido justo donde estaba sentado, solo se limitó a sonreír.

-Debo amarte demasiado.- dijo, su voz cada vez más suave.-Porque eso suena increíble.-

Once Upon A Son [OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora