11. Una Vez en Abril pt I

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A veces los domingos se sentían tristes, pero no como una tarde de soledad, o el final de un buen libro. No, era, más bien, un sentimiento de nostalgia que duraba solo unas horas.

Siempre iniciaban siendo mañanas perfectas: lo suficientemente lentas para disfrutar de sus bebidas comunes y, después, tomar una siesta post desayuno.

El resto de la tarde era la parte que pasaba más deprisa, pues siempre se iba en comidas con sus familiares o amigos; otras veces aprovechaban para limpiar a fondo la casa y, así, iniciar la semana con el lugar limpio, o siempre podía irse en una tarde de cita, tal vez al parque, o al cine, tal vez incluso de compras.

Y, al final del día, solo se sentaban frente al televisor y disfrutaban de su compañía

Y era eso lo que hacía los domingos tan tristes: eran tan perfectos que los dejaba deseando que durará para siempre y esperando que el próximo domingo llegara con más rapidez.

El sol ya se había puesto aquella tarde y ellos estaban cómodos frente a la TV, acurrucados en la orilla del sofá, viendo una de las películas de la lista de Marius, ya que era su turno de elegir una película.

Y, no entrados ni los primeros treinta minutos, Olivia comenzó a sentir como sus ojos se cerraban con pesadez. Decidió luchar contra ese cansancio que la atormentaba, pero el hombro de su esposo era tan cómodo y la invitaba a quedarse profundamente dormida, justo ahí.

Y, sin poder evitarlo, lo hizo.

Marius lo supo casi al instante, pues su respiración se había vuelto más pesada y el agarre de su brazo se había soltado y, al volver la vista hacia ella, lo confirmó.

No deseaba despertarla, no cuando se le veía tan apacible, pero sabía que si dormían en el sofá no aguantarían el dolor de espalda que les esperaría la mañana siguiente. Así que, con toda la pena del mundo, se animó a despertarla.

-Livs.- la llamó y ella soltó un quejido.-Livs, vamos a la cama.-

-Pero la película.- dijo Olivia antes de ser interrumpida por un bostezo.

-Esta bien, la veremos otro día.-

La bruja no protestó mucho y solo se dejó guiar hasta la habitación. Habían comprado una casa nueva y, aunque era de un solo piso, no dejaba de ser espaciosa y un poco tardada de atravesar.

Llevaron a cabo su rutina nocturna con lentitud y, fue solo hasta que lograron recostarse que el cansancio del día les llegó de golpe, cayendo pronto en un sueño profundo.

...

A pesar de que la alarma había soñado hacía rato, e incluso se habían quedado en la cama por unos minutos más, Olivia no encontraba la fuerza para levantarse de la cama.

Se sentía agotada, como si hubiera corrido un maratón completo y después no hubiera dormido en toda la noche, cuando en realidad no había corrido ni un maratón y había dormido sus horas completas.

Marius no le había insistido en que se levantara, igual nunca lo hacía. Si por ellos fuera, se quedarían horas tirados en cama, sin soltarse del otro.

Aún así, se dio cuenta de que su esposo no estaba junto con ella, suponiendo que no se quedarían en cama juntos por mucho tiempo. Mucho menos en pleno lunes.

Un olor en particular llamó su atención, no era nuevo ni diferente en sus mañanas pero, aún así, hizo revuelto en sus fosas nasales y en su estómago.

Se levantó tan rápido como su cuerpo enredado en las sabanas se lo permitía y corrió descalza hasta el baño, para terminar de rodillas frente al escusado soltando fuertes arcadas.

Once Upon A Son [OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora