prólogo

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Había pasado el tiempo.

Denji se encontraba recostado en un árbol mientras sentía el viento pasar por su rostro.

Había llegado el momento en el que tuvo que decirle adiós a esa mujer a la cual amó sin frenesí alguno.

Makima, la dueña de sus sentimientos, finalmente había muerto y desaparecido de la fas de la tierra.

Era una extraña sensación que lo invadía, puesto que la forma en la que ella se fue le hizo cuestionarse verdaderamente la clase de vida de mierda que llevaba.

Siendo un simple perro que sigue a los demás.

Nunca tuvo voz propia para tomar sus propias decisiones.

Es por eso que en este momento, el estaba sufriendo internamente.

Ni siquiera el dichoso desinterés que solía reflejar era capaz de sanear y restaurar su adolorido corazón.

Y es que pochita también sufría por el dolor del único humano al que amaba genuinamente.

Y eso Denji lo sabía.

Pero era inevitable no sentirse mal.

Vió morir a la quien se convertiria en su mejor amiga.

Asesinó al quien consideraba su hermano.

Y ahora, mató a la quien se suponía era el amor de su vida.

Es por eso que ahora ya no le quedaba nada.

Volvía a estar solo como en el principio.

Todo aquello que conoció parecía esfumarse en la larga lejanía.

Tantos amigos que hizo en el camino, y todos habían muerto o simplemente tomaron rumbos distintos.

Ahora estaba solo, y debía de aprender a vivir con eso.

Ni siquiera la idea de ser considerado un héroe por las personas parecía calmar su sufrimiento.

Tan difícil le era ser feliz a él?-

Seguramente si, y aunque no quisiera admitirlo, esa era su realidad.

Así que con un suspiro pesado, Denji se reincorporo de dónde estaba y luego se dirigió hacia el cuerpo sin vida de Makima.

Ella estaba hecha pedazos, por lo que el empezó a reunir cada parte de Makima en un único punto.

Luego de eso, fue por su mochila que dejó detrás de una de las tantas lápidas del lugar y luego metió el cuerpo mutilado de la chica en este mismo.

- lo siento mucho Makima...pero pochita es mi amigo, y no podías utilizarlo...espero puedas encontrar el perdón en donde sea que te encuentres.-

Dicho es, Denji terminó por guardar todos los pedazos de Makima en su mochila, al mismo tiempo que una camioneta llegaba al lugar.

De está se bajó el viejo maestro de Denji, él cual al verlo sano y Salvo, solo le dió un pulgar arriba, en señal de felicitación.

Acción que Denji respondió sacándole el dedo de en medio.

Acción que Denji respondió sacándole el dedo de en medio

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