Valentine's Day [Lunes]

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Día de San Valentín, no hay nada mejor que pasar el día de los enamorados en el instituto. El olor a chocolate y caramelo inundan los pasillos del plantel, las parejas caminan con sus manos enlazadas e incluso se pueden escuchar los chillidos de emoción de algunas personas cuando se les acerca su enamorado con un ramo de rosas entre sus manos.

Sin embargo, en uno de los últimos salones del segundo piso del edificio principal, dos chicos se encuentran molestos y meten cartas dentro de sobres. Tienen que entregarlas antes de las cinco de la tarde, hora en que suena la campana que anuncia el fin de clases.

Alguien toca la puerta, Chenle grita con su voz chillona y con mal humor un "Está abierto", en ese momento entra al salón un chico de segundo año con una hoja abrazada a su pecho, lo identifica como uno de los amigos raros de su gē, sin embargo nunca ha cruzado palabras con él. El chico se aclara la garganta y dice:

—Buenos tardes —habla en voz grave y hace una reverencia de noventa grados, lo que provoca que los dos jóvenes lo miren con curiosidad ya que nadie trata con tanta cordialidad a los bobos de nuevo ingreso—, ¿Todavía puedo mandar una carta?

Los dos menores sueltan un suspiro y asienten con la cabeza.

—Déjala en esa mesa, pero antes elige el color del sobre y ponlo sobre tu carta. Toma un post-it y escribe ahí el nombre y el grupo de la persona a quién le mandas tu carta. Si quieres que escribamos un mensaje o algo más en el sobre, escríbelo en el pos-it, solo escribimos en coreano, chino e idiomas que usen el alfabeto latino, no salgas con mamadas y nos pidas que escribamos en tailandés —dijo Chenle sin hacer contacto visual pues se encontraba muy concentrado en escribir con letra bonita el destinatario en un sobre color menta—, le pagas a él.

El chico asintió y comenzó a realizar lo que le dijo el de cabello platinado. Una vez que terminó, colocó todo sobre la mesa donde se encontraban algunas cartas que todavía no habían sido preparadas para ser entregadas. Se acercó al chico que le habían señalado antes; frente a él había una libreta de pasta dura y una caja de metal la cual guardaban el dinero recolectado.

—¿Nombre? —le preguntó el menor. Él lo miró confundió lo que hizo que el chico volviera a soltar un suspiro mientras arrugaba su nariz con fastidio—. Es una política anti bullying, para poder mandar una carta tienes que decirnos tu nombre y a quién se la envías, en caso de que sea una carta con malas intenciones revisaremos los registros y todo se solucionará, son políticas del director Jung. Si no envías nada malo no tienes nada de qué preocuparte porque el registro nunca se abrirá.

El chico le explicó con voz monótona así que Sicheng pensó en cuántas veces el niño había repetido esas palabras en lo que va de la semana y se compadeció de lo miserable que eran los alumnos de primer grado, principalmente porque él se encontró en una situación parecida el año pasado. Sicheng le dio la información y Jisung comenzó a escribirlo en la libreta con mucho cuidado de que su letra fuera legible, le dolía la mano pues para ese punto de la semana ya le había salido una ampolla en uno de sus dedos por tantas cosas que había escrito; sí que habían sido unos malditos los chicos de tercer año que les obligaron a escribir, organizar y entregar, las malditas cartas de todo el colegio.

—Listo —dijo mientras soltaba la pluma y movía la muñeca con dolor—, ¿qué paquete quieres? ¿con chocolates? ¿bombones? ¿rosas? ¿o todo? ¿Qué perfume quieres que lleve tu carta? ¿menta, durazno, rosas, banana, lirios, canela, cítricos o manzanilla? Creo que la esencia de chocolate ya se nos terminó.

—Solo quiero que entreguen la carta.

—Está bien, al cliente lo que pida, son 2,000 wones.

Sicheng entregó el dinero y se retiró del salón con su corazón latiendo a gran velocidad. Finalmente juntó el valor para confesarse, si todo salía bien él recibiría su carta y correspondería sus sentimientos pero ¿y si salía mal? ¿y si lo rechazaba? ¿qué si le daba asco y ya no quería volver a verlo? ¿qué si lo alejaba? Sicheng caminaba por los pasillos mientras mordía sus uñas con nerviosismo.

RUSSIAN ROULETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora