Cap I "Aprender a odiarlo"

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Iba camino hacia el  instituto en el cual estoy cursando mi último año de secundaria, voy con un café en una de mis manos y mi mochila negra a los hombros, estoy modo zombie del sueño que tengo, el profesor Ming siempre sale con sus trabajos de un día para otro, me quedé, si no me equivoco, hasta las 3:00 am de la madrugada haciendo el maldito trabajo, mis ojos están rojos como si hubiera consumido alguna droga, aparte me arden del sueño y creo que debo tener unas ojeras negras y hundidas hasta el piso, por lo menos hay una cálida luz de sol de verano, y llevo mi café bien cargado, que si pudiera me lo inyectaría a la vena para no estar tan somnolienta, creo que me compraré una energética para sobrevivir el largo día que se viene encima.

Estaba a una calle del instituto, saqué mi móvil para ver que hora era, rayos, como siempre llegué temprano, esto me pasa por vivir casi al lado de mi lugar de estudios. Me dirigí a una banca de madera pintada en la cual llegaba una exquisita sombra de verano proporcionada por un árbol, en un movimiento me saqué la mochila para ponerla a un costado, saqué el libro que he estado leyendo desde hace un tiempo *Sala de Autopsias N°4 de Stephen King*, comencé relajada a leerlo, amo los libros de terror psicológico, me crucé de piernas para estar amena mientras leo, estaba sumergida en la historia hasta que sentí una mirada de alguien posada en mi persona, alcé un poco mi mirada para ver quien era. Uff... el profesor de baile urbano Park Jaebom, vestía pantalones de jeans con estilo vintage desgastados, , una chaqueta bomber de mezclilla con varios parches y unos lentes estilo trap, se estaba acercando a mí acomodándose su mochila, pude sentir el aroma de su perfume, lo que me hace dudar si este hombre se ducha con agua Fiji o perfume de Pacco Rabanne, me va a hablar, grandioso, lo noto por su sonrisa.

—muy buenos días ____, qué estas leyendo?—

traté de ignorarlo mirando el libro —eh? Sala de Autopsias N°4—

—ese es un muy buen libro, del genio del terror Stephen King—

*Y este lee?* pensé mientras él ponía una de sus manos en los bolsillos, entrecerré mis ojos.

—usted lee señor Park?—

Sonríe —pero claro, me encanta leer, ahora estoy leyendo un libro muy interesante—

—cuál si me podría decir? sólo si gusta— Le di una amplia sonrisa, ya que se ve que este tipo es el rey de los patanes. Se acercó a mi oído de una forma muy descarada, lo cuál me descolocó bastante.

—es muy bueno, se llama Kamasutra—

Se separó de mi y se alejó mientras reía a carcajadas *puto depravado!* pensé mientras me lamentaba por no haberle metido un puntapié, el muy animado y como si nada hubiera pasado caminó a la puerta principal, que carajos!, mis mejillas están rojas, lo sentí al llevar mis manos al rostro, admití que me calentó un poco, pero mi enojo era más grande, sabía que él era un degenerado que vuelve locas a las chicas, no sé como les gustaba tal hombre tan puto, y yo que de verdad pensé que era diferente cuando me nombró a mi ídolo Stephen King.

Suspiré y me animé a leer unos minutos más cuando sentí el timbre para entrar a clases, refuté, ni pude disfrutar un rato de mi libro, me puse de pié acomodando mi falda estilo tenis en color negro, seguía con algo de sueño, tomé mi mochila y el café, ya estaba frío, hice una mueca de descontento, que buena mañana, cuando entré al recinto vi al profesor Ming, como siempre con su oufit formal acorde para sus cuarenta y tantos años, caminé hacia él:

—señor Ming! espere!—

—oh ____! que bueno verte con esa energía tan temprano—

Acaso quiere que le meta un puntapié imaginario a él también? —cuál energía? no pude ni dormir terminando esto pero aquí está mi ensayo— le comento sutilmente molesta sacando la carpeta de mi mochila

Pero que chico más raro (Jay Park y tú) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora