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Diez años habían pasado desde que aquellos dos cachorros se conocieron. Las cosas no podrían haber ido mejor, la manada creció considerablemente, cosa que ayudó a reforzar las defensas protectoras también. Todo era más que perfecto, y lo era todavía más para los dos próximos jefes de la manada: Jungkook y Taehyung.

Su relación había madurado mas no dejaban de ser los mismos cachorros traviesos y enamorados de hace una década. Sin embargo, Jungkook había cumplido dieciocho hace dos meses y eso le había retribuido ciertas características de un alfa adulto, nunca ignoraba a Taehyung ni lo dejaba de lado, siempre que tuviera alguna reunión, hacía lo posible de llevarlo aunque eso no se permitiera ya que ningún híbrido puede hacer su aparición en alguna junta antes de los dieciocho.

Aún así, debido a las condiciones por las que ambos se hicieron pareja, les daban ciertos beneficios que no se permiten a otros como por ejemplo: No se les puede prohibir o negar la petición de estar juntos en el momento que quieran o a la hora que quieran, dormir juntos desde que se emparejaron, escaparse juntos durante horas, cambiarse a su forma lobuna apenas se vieran para que sus otras mitades se saludasen correctamente mediante lamidas, mordidas u olfateadas. Eran una hermosa pareja.

Sin embargo, el tercer mes de Jungkook se acercaba y eso decía "celo" en todas partes, el chico aún no sabía los detalles de todo lo que pasaba un alfa durante esa fase porque tanto él como su omega se habían percatado del cambio de olor tan repentino y la ligera incomodidad del lobo de Jungkook. Nadie más era consciente de eso, salvo Taehyung que era capaz de olfatear a su pareja desde kilómetros de distancia, y pudo presentir el cambio de olores de su pareja desde hace semanas, claro que ninguno de ellos estaba al cabo de saber porqué, una peculiaridad que solo se daban en pareja como ellos.

Taehyung empezaba a sentirse igual de incómodo que Jungkook, cuando se veían no podían evitar restregarse uno contra el otro, y si no lo hacían el lobo de cada uno empezaba a rasguñar con fuerza sus entrañas y a olfatear casi con necesidad.

¿Qué les estaba pasando?

Sus padres veían esas caricias bastante diferentes a como ellos normalmente lo hacen. Lamidas o besos en partes intocables, posiciones raras entre ellos, olfateadas con desesperación. Muy raros, la verdad. Nadie se le pasaba por la cabeza que fuera principios de celo hasta que Yoongi vio a su hijo hacer una actitud que solo hacen los alfas cuando están cerca de este, más cuando tienes a su pareja.

Fue un martes en la mañana, uno en los que no había absolutamente nada que hacer, por lo que decidieron salir todos como la nueva familia que eran, Seokjin y Namjoon junto con su omega y Jimin y él con su alfa. Buscando y buscando por aquí y por allá por fin pudo captar el olor de su hijo y apartando arbustos llegó a pasos cerca de ellos; le sorprendió que los sentidos lobunos no le hubieran advertido de la presencia cercana a ellos.

Fue allí cuando pasó: Taehyung estaba en cuatro siguiéndole la pista a una mariposa cuando el rostro de Jungkook se impactó por detrás de las piernas de Taehyung, justo en su trasero. Jungkook comenzó a olfatear con fuerza cosa que provocó que Taehyung cayera sobre sus brazos bastante sorprendido, estaba estático pero tampoco se quejaba, Yoongi sabía muy bien que lo estaba disfrutando. Después de eso, ambos se miraron y el lobo alfa lanzó un gruñido necesitado y Taehyung gimió bajo.

Yoongi olvidó la razón por la que había ido a buscarlo y corrió rápidamente donde Namjoon. Santo Dios, el celo se Jungkook se acerca. Pero... ¿por qué Taehyung respondió de esa manera?

𖤐

— ¿Dices que Jungkook tiene síntomas de celo y Taehyung le correspondió? —preguntó confundido Seokjin.

— Exacto.

— Eso es imposible, Taehyung apenas tienes dieciséis años, faltan dos para su celo —le respondió otra vez el pelinegro.

cachorros ꗃ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora