I'm the problem it's me || WANDA Y PETER

4. Grimes

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𝐩𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐤𝐞𝐫

Tuve que ir a la universidad al siguiente día, pero por suerte ya había acabado aquella tortura. Mi querida inquilina se quedó en casa, le indiqué que no le abriera la puerta a nadie que tocará, yo llevaría mi llave por lo cual no tendría necesidad de que me abriera. Sinceramente, me quedé pensando en lo que pasó con ella en Lagos y la forma que consiguió sus poderes, era extraño e interesante a la vez.

—¡Peter! —aún con los audífonos puestos alcancé a escuchar la voz de alguien a mis espaldas. Me dí la vuelta y me encontré con mi tía, que me saludaba frenéticamente con una de sus manos.

—¡May! —saludé quitandome los audífonos de las orejas y dejando que colgarán de mi cuello. Me acerqué a ella para darle un pequeño abrazo, el cual fue correspondido.

—Iba en dirección a tu casa, que bueno que te he encontrado ¿puedes ayudarme con las bolsas? —me preguntó separándose de mí y señalando las dos bolsas que tenía en una de su manos.

—Claro —agarré ambas bolsas y comencé a caminar con ella a mi lado—. ¿Por qué no me avisaste que ibas a mi casa?

—Porque sabía que hoy tenías universidad y no quería interrumpir alguna de tus clases —me explicó, pero su tono de voz sonó como un regaño—. ¿Cómo te ha ido?

—Bien. Me han dejado un par de tareas, pero nada que no pueda hacer —medio sonreí. La verdad era que odiaba que me dejarán trabajos extras, suficiente tenía con las horas que debía pasar en los salones.

No me quejaba, habían tareas que eran fáciles, pero otras nada que ver. Tenía que hacer maquetas, entregar tesis, hacer exposiciones, entre otras cosas. Desearía regresar en el tiempo a cuando iba apenas en primaria, todo era tan fácil en ese entonces.

—Ya casi te vas a graduar y pronto saldrás de eso —me dió ánimos.

No dije nada más y seguimos caminando, pero fue hasta que estábamos en frente de mi casa que reaccione.

May no tenía ni idea de que ahora vivía con alguien más y seguramente iba a malinterpretar las cosas o me regañaría o no lo sé. Pero olvidé por completo ese pequeñito detalle. Y lo peor, que ella tenía intenciones de entrar a la casa porque esperaba con ansias que abriera la puerta.

—¿Quieres entrar? —pregunté cómo estúpido aún sabiendo que me diría que sí.

—Sí, he traído algunas cosas preparadas y sé que no vas a entender lo que hay que hacer —en otro momento me hubiera ofendido, pero ahora me preocupaba otra cosa.

Introduje la llave a la cerradura y abrí. Con disimulo me asomé un poco, me llegó el alivio al sistema cuando no ví a Wanda cerca. Deseaba que estuviera en su habitación dormida o leyendo algún libro, pero que no saliera, porque en este momento no tenía una explicación para darle a mi tía. Obviamente no le diría que la estaba cuidando porque estaba en peligro, sonaría... mal.

—Me impresiona que no tengas la casa hecha un desorden —dijo mi tía con una sonrisa.

Dejé las bolsas encima de la mesa.

—Peter ¿eres tu? —cerré los ojos cuando escuché la voz de Wanda a mis espaldas.

—Sí... —susurré.