I'm the problem it's me || WANDA Y PETER

3. Midnight City

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𝐩𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐤𝐞𝐫

Me separé de ella cuando las lágrimas cesaron. Aún no podía creer que me desahogué con una chica que apenas iba conociendo, pero extrañamente, se sintió bien, no me sentí juzgado como otras veces, al contrario, su abrazo, de alguna manera, me dió seguridad.

—Yo... Lo lamento —agaché la mirada.

—Está bien. Has logrado sacar esa tristeza que tenías dentro, es lo que importa —levanté la mirada—. ¿Ya estás mejor?

—Sí... ha sido reconfortante —admití—. Gracias, Wanda.

—No es nada, me alegra haber ayudado —ella se acercó a mí y no supe el motivo hasta que sentí sus manos en mis mejillas retirando el rastro de lágrimas que quedaron en ellas—. Listo.

—Gracias... ¿Tienes hambre? —pregunté.

—Un poco, sí.

—Ven, iremos a comprar algo —la agarré de la mano para que me siguiera.

—¿Salir? —se detuvo—. Yo no puedo salir, me van a reconocer...

—Es de noche —recordé—. Además, no iremos necesariamente a un restaurante.

—¿Y entonces?

—Sígueme, pero antes, cierra tu cuarto.

Ella obedeció y fue en ese pequeño lapso de tiempo que tomé la foto donde estaba Gwen entre mis manos. Sonreí un poco, sé que ella hubiera querido que llorara, que liberará ese estrés.

Dejé la foto en su lugar cuando escuché los pasos de Wanda atrás de mí. También note que se puso una sudadera con capucha, que cubría parte de su cabello.

Tomé las llaves, le abrí la puerta y salimos de mi casa. Estuvimos caminando unas cuantas cuadras, sentía su miedo de que alguien la viera, siempre estaba mirando hacia todos lados y bajaba cada vez más la capucha para que cubriera parte de su rostro y se me ocurrió una idea.

La lleve hasta un callejón y me aseguré que nadie nos viera.

—Ven, abrazame —le pedí haciéndole una seña.

—Ah... ¿de acuerdo? —confundida se acercó y me dió un abrazo.

—Ahora, sujetate bien.

—¿Por qué?

Solté una pequeña risa antes de colocar una de mis manos en su cintura para agarrarla con firmeza y lancé una de mis telarañas hacia una pared. Noté como ella se aferraba cada vez más a mí y comencé a balancearme por los edificios cercanos hasta llegar a uno de mis favoritos, uno de los que mejor vista proporcionaba.

Al estar en el techo, fue separando sus manos de mi cuello.

—Eso... eso fue raro —admitió.

—Quédate aquí. Iré por comida, ¿quieres pizza? —pregunté acercándome a la orilla del edificio.

—Sí, ¿por qué no? —sonrió un poco.

—No tardó —me lancé por el edificio y alcance a escuchar como ella pegaba un pequeño grito, lo cuál me hizo soltar una pequeña risa.

Me asegure de que nadie se diera cuenta que estaba columpiandome por los aires sin el traje y llegué hasta una de mis pizzerías favoritas. La compré y fui hasta otro callejón para lanzar otra telaraña y volver al edificio.

Ví que Wanda ya estaba sentada en el suelo. Se frotaba las piernas con sus manos y cuando me vió, sonrió.

—Ha sido rápido —reconoció.