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3:00 pm

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3:00 pm

- Muy bien Silvio, tu puedes, yo se que sí- Silvio estaba fuera del local esperando a que Raptor terminara su comida y saliera junto a Flex, dando inicio a su primera cita con el peliazul.

- ¡Adiós Dany! ¡Nos vemos mañana!~ - Silvio pudo escuchar al castaño rojizo despedirse dentro del local, la hora había llegado- Te encargo mucho a mi amigo, ¡buena suerte Silvio!- Raptor se alejó campante del lugar mientras Silvio sonreía decidido.

Eso hasta que se dió cuenta que Flex no salió con Raptor.

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- ¡¿Y si me salgo por la puerta trasera?!-

- ¡¿En serio estas pensando en dejar plantado a mi amigo?!- Sin darse cuenta, a espaldas del nerviosos peliazul, que ya estaba planeando su escapada por la puerta de emergencia, se encontraba el amigo de pelo crema de Silvio, quien, rápidamente, se sentó frente al peliazul para tener una "breve charla" antes de la gran cita.

- ¡Perdón, estoy entrando en pánico! ¡No creí que esto llegaría tan lejos!- Gritó el peliazul mientras su cara se pintaba de un rojo muy llamativo.

- ¡¿Y crees que Silvio sí?! ¡Ha estado completamente nervioso desde que te mandó la primera nota porque no pensó que después de eso las cosas llegarían hasta este punto!- el pelo crema rememoró todos aquellos momentos que pasó al lado de su amigo dándole ánimos y apoyo moral para que no se rindiera a medio camino.

Tras escuchar eso, un pequeño brillo surgió de los ojos del peliazul.

- ¿En serio?-

- ¡Claro! Tu mismo viste aquel día en el que saltó desde el mostrador solo para que no te diera esa nota- El peliazul recordó ese día. Iba a ser otro día como cualquier otro, donde únicamente iría a la cafetería para poder ver más de cerca al mesero de acento mexicano.

Había visto a ese chico por primera vez cuando entró a la universidad. Edzen, su amigo, le había mostrado aquella cafetería que le encantaba visitar constantemente ya que, a palabras de este mismo, "¡Sirven el mejor maldito café americano de todo el lugar!", así que al no tener nada mejor que hacer acompañó a Edzen hasta ese lugar.

Por supuesto, al llegar a esta cafetería, su amigo de pelo colorido ordenó dos americanos, uno con azúcar y el otro sin ella. El mesero era muy amigable, su gafete de presentación decía "Dany" con un sticker de una carita feliz a un lado, algo muy tierno a ojos de Flex, pero, una vez que este se retiró y dejó la vista despejada, pudo observar un cabello castaño realizando pedidos en el mostrador.

Recordaba perfectamente el momento en que su café fue entregado, definitivamente era delicioso, una gran experiencia entre amarga y dulce por la poca azúcar que pidió que le agregaran a su taza, pero lo que más le había gustado de aquella cafetería era ese mesero.

Cortesía de la casa || silvexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora