3

536 50 3
                                    

POV ARYA

Anoche no dormí ni un solo minuto.

No, me paseé por los bordes de mi
nueva casa, repitiendo ese beso. Sus
pequeños jadeos. Reproduciendo
cada segundo de mi corta relación
con Daenarys, desde el momento en
que la vi enfrentarse a un hombre
que la doblaba en tamaño como
una leona, hasta la forma en que
pasó de vulnerable a decidida a
obstinada en esa habitación trasera.
Frotando su coño en mi regazo
un segundo, diciéndome adiós al
siguiente.

Jesús, me tiene tan caliente que no
puedo pensar con claridad.

Golpearme a mí misma no tiene
ningún atractivo. Estoy dura
como una roca, distendida en
mis calzoncillos, pero me niego a
tocarlo.

La próxima y útima persona en
poner un dedo en esa polla va a ser
Daenarys Targaryen, fin de la historia.

Va a ser mía.

Pero me he ganado la vida leyendo
a mis oponentes y una cosa está
clara.

Si la quiero, tendré que jugar sucio.

Me encuentro con una pared
de ladrillos en lo que respecta a
su pasado, lo que sea que haya
presenciado como hija de un entrenador de un equipo de
baloncesto profesional. Habiendo
estado yo mismo rodeado de mucho
drama, infidelidad y mentiras
durante la última década, tengo una
idea de lo que la ha alejado de los
atletas. Diablos, es dificil culparla.
Pero no voy a esperar a que mi
futura esposa conozca y se case
con un médico o un puto contable.
Voy a ser yo. Voy a darle todo lo
que siempre ha soñado. Ahora.
Hoy mismo. Si tengo que pasar otra
noche sin que sus muslos rodeen
mis caderas, voy a dejar de lado mi
reputación de cabeza fría y me voy
a poner furiosa.

Creciendo pobre en un pueblo,
aprendí mucho sobre la
persistencia. Nadie me iba a dar
una carrera deportiva. Tenía que
levantarme más temprano que
todos y practicar el doble. Cuando
llegó el momento de ir a la universidad, tuve que enviar
mi carrete de puntos fuertes a los
ojeadores para que vinieran al sur
a reclutarme. Nadie me ayudó y
a nadie le importó una mierda.
Todo lo que he conseguido ha sido
una batalla. Una lucha. Tal vez
por eso no derro cho mi riqueza
como mis compañeros de equipo.
Es demasiado fácil derrochar el
dinero. No hay desafío en ello.

Estoy a la altura del reto de ganar a
Daenarys.

Sin duda, es el más digno al que me
he enfrentado.

Por eso en este mismo momento,
sentada frente a su padre en la sala
de conferencias, sé lo que tengo
que hacer para hacerla mía. Para
mantener mi cordura. Nunca me
han empujado a hacer algo tan
corrupto o poco ético. Nunca en mi vida. La honestidad y el trabajo
duro son mi modus operandi. Pero
han pasado apenas unas horas
desde que la probé y ya estoy
perdiendo la cabeza. No he comido.
Estoy mirando a un hombre a los
ojos mientras mi polla está dura por
su hija y me importa un bledo. La
necesito. Ahora.

—Bueno, ahora, Arya. No
me importa admitir que he estado
tratando de ponerte de púrpura y
dorado desde tu año de novata.—
Aerys Targaryen gira el contrato hacia mí, asintiendo hacia mí y mi agernte. También están sentados en la sala el director general del equipo y varios ejecutivos. —Estoy encantado de que por fin lo hayamos hecho con este intercambio de Denver.

—Yo también. Voy a hacer grandes
cosas en Los Angeles. — Me vuelvo
para mirar a través de la pared de cristal que da al estadio, pero en
realidad solo veo el hermoso rostro
de Daenarys. —El año que viene
por estas fechas, habrá una nueva
pancarta que colgar.

Aerys suelta una carcajada y
golpea Con una mano sobre la
mesa. —Ahí está esa confianza
desenfadada que te hace única.—
Me pasa un boligrafo y se acerca
para darle una palmada en el
hombro a su director general.—
Estamos encantados de dar la
bienvenida a the Silent Assassin al
redil, déjame decirte. Nosotros...

La Hija Del Entrenador (Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora