6

754 45 3
                                    

POV DANY

Podría acostumbrarme a este
asunto de las mujeres.

Arya y yo estamos de pie en
la mitad de su gigantesca cancha de
baloncesto subterránea, el hecho de
que estemos completamente solas se amplifica por la gran magnitud del espacio. Y estamos... coqueteando. No hay otra palabra para ello. Me hace cosquillas y me río. Paso mis manos por debajo de su camiseta gris suelta y sisea una maldición. Me susurra secretos al oído sobre tonterías, solo como excusa para deslizar su mano por la parte trasera de mi falda y yo me desquito dándole un fuerte mordisco en el cuello.

Mi tanga está empapada, pegada a
mi piel.

Sinceramente, no recuerdo ninguna otra vez que haya coqueteado con alguna persona sin hacerlo de forma irónica o siendo sarcástica todo el tiempo. Esto es un disfrute puro y sin adulterar para las dos. Es un juego previo. Al menos, eso supongo, ya que nunca lo he hecho antes. Arya me acaricia
suavemnente los pechos a través del suave material de mi camiseta, gime en mi cuello, me deja sentir el borde de su erección de vez en cuando... todo ello se combina para tejer un hechizo sensual.

Al principio, poner mis manos en cualquier lugar que me apetezca
sobre el duro cuerpo de ella
se siente como una violación,
pero su carne es tan caliente y
acogedora bajo las yemas de mis
dedos. Cuando uso mis uñas en su
abdomen, sisea y me acerca por las
nalgas. Cuando recorro su vientre
con un dedo, deteniéndome justo al
lado de su bulto, me deja mirar el
sexo pesado que cubre su pantalón
rojo. Y no puedo evitar pensar en
cómo sería tocarlo libremente, sin
interferencias.

Con sus manos atadas.

Su oferta de contenerse durante
mi primera vez fue una sorpresa.
¿Por qué nunca puedo predecir qué
dirección va a tomar esta mujer?
Vine decidida a contenerme. A
pasar la noche sin dejarle pasar mis
defensas emocionales. Pero cuando
abrió la puerta y me mostró esos hoyuelos, me sorprende
a cada paso, manteniéndome
constantemente en vilo. De alguna
manera, sin embargo, nunca me
siento menos que completamente
segura. Deseada. Necesitada. Y
realmente me hace darme cuenta
de cuánto tiempo he pasado sin esa
sensación de ser importante para
alguien.

Me pidió que la eligiera por mi
propia voluntad.

Nunca esperé considerarlo, pero
sentí la conexión instantánea entre
nosotras anoche en el club y se hace más fuerte a cada segundo.

Ahora, Arya me besa el cuello
una vez más y se aleja, sin apartar
su atención de mí ni una sola vez
mientras recupera una pelota de
baloncesto del estante de la banda.

Oh, mi...

Se supone que no me atraen
los jugadores de baloncesto. Ni
siquiera se supone que me guste
este deporte, pero verle rebotar
hacia mí, como si el balón fuera
una extensión de su cuerpo, con
esa sonrisa arrogante en la cara, me
atrae. ¿Por qué no puedo ignorarle
como hago con el resto de personas
del planeta?

— Muy bien, ángel, ven aquí.

Niego y me estudio las uñas, haciendo que se ría.

—Iré hacia ti, entonces. — dice,
rebotando en un medio círculo
detrás de mí. — ¿Has lanzando el
balón a través de la canasta con las
manos por encima del aro alguna
vez?

— ¿Qué?— Hago un gesto hacia mi
cuerpo de camarón. — ¿Es eso una
pregunta?

— La altura no es un problema en mi cancha. Tiene poderes mágicos.—Disfrutando claramente, mueve la barbilla hacia el aro más cercano. —Hasta la persona más baja puede hacer un lanzamiento en esa canasta.

La Hija Del Entrenador (Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora