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Lee Lina nunca antes estuvo en esa posición, y si era sincera, no sabía cómo manejarlo

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Lee Lina nunca antes estuvo en esa posición, y si era sincera, no sabía cómo manejarlo. No sabía qué hacer, porque no se preparó en algún momento para ello.

—Lixie, ¿qué estás haciendo? —preguntó con voz dulce y amorosa.

Félix, su bebé, la miró mientras sostenía el juguete de tiranosaurio que su abuela –su mamá– le regaló tantos años atrás. La abuela de Félix siempre le quiso a pesar de todo, a pesar de los dichos del resto de su familia, y Lina siempre lloró su pérdida, pues a Félix le afectó horriblemente también.

Los labios de Félix temblaron.

—Es domingo —murmuró, observando otra vez sus dinosaurios repartidos por el suelo del comedor—, ardillita viene todos los domingos a jugar conmigo —miró la hora, ansioso—. Pero viene tarde. Viene una hora tarde...

La mujer se sentó al lado de Félix, tomándole la mano para llamar su atención. Recordaba la expresión del muchacho el día anterior, cuando llegó a casa, con Jeongin detrás y otro chico que no conocía, pero sin Jisung ni Chan por algún lado. Jeongin lucía alterado en tanto Changbin, que salió con ellos (le dijo después), le explicaba que ocurrió un problema y venía a dejar a Félix para que nada malo les pasara.

Una vez a solas, le preguntó a su hijo qué ocurrió. Félix habló con tono monótono y rostro inexpresivo, pero en sus ojos observó sentimientos que no veía casi nunca: tristeza y pena y dolor. Sentimientos que vio sólo cuando su abuela falleció.

‹‹Jisung dijo que no soporta verme y que me perdiera, pero no lo entiendo. No sé qué quiso decir. Mami, siento mi garganta apretada, ¿me voy a enfermar? No me siento muy bien...››.

Lina sólo pudo abrazarlo, tratando de contener las lágrimas, incapaz de llorar porque no quería asustarle.

Y ahora...

—No creo que Jisung venga, Fefi —le dijo, sin perder el tono suave.

Pero Félix se crispó, viendo su rutina interrumpida.

—¿Por qué no vendría? —replicó—. Está bien si no soporta verme, siempre puede vendar sus ojos y venir. Pero sigo averiguando eso de perderme, tú me dices que debo tener cuidado para no perderme, entonces es contradictorio. Tal vez...

—Félixie —le interrumpió—, puedo jugar yo contigo. O puedo llamar a Jeongin y Hyunjin para que...

—No, ¡tiene que venir Jisung! —contestó Félix—. ¡Jisung viene todos los domingos a jugar, debe venir hoy también!

—Bebé...

—¡Jisung es mi novio y los novios nunca se dejan plantados! —la voz de Félix se quebró—. Él es mi novio, aunque diga que está harto de mí, ¿cierto, mamá?

Lina no sabía qué decirle y sólo lo abrazó, escuchando los murmullos de su hijo contra su hombro, tratando de no llorar por todo el dolor que estaba sintiendo.

Muñequito de Porcelana ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora