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Jeongin apenas le había dirigido la mirada en todo el camino de regreso

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Jeongin apenas le había dirigido la mirada en todo el camino de regreso.

Chan tamborileó sus dedos alrededor del manubrio, incómodo porque no sabía qué decirle al muchacho para preguntarle el motivo de su comportamiento. Jeongin estuvo más... apagado esa noche, su cambio de actitud fue repentino, y varias veces le preguntó si se sentía bien, si quería regresar a casa.

Pero Jeongin se limitó a negar con la cabeza, tirando de él para darle besos en la boca, cortos y seguidos, llenos de necesidad, y Chan decidió hacerlo feliz. Luego, Félix y Jisung apareciendo y se pusieron a hablar entre los cuatro, y las cosas parecieron mejorar un poco.

Sin embargo, acababa de dejar a Félix y Jisung en la casa del menor, y una vez solos, la incomodidad volvió a aparecer.

Chan se detuvo fuera de la casa de Jeongin, pidiéndole el cuaderno. El menor se lo tendió.

Si hice algo que te haya desagradado, lo siento, Jeongin.

Jeongin leyó las palabras, sintiendo ahora ganas de llorar, y sacudió la cabeza en una torpe negativa.

No ha pasado nada, hyung. Es sólo que...

El papel en su bolsillo pesó como un ladrillo, pero no sabía cómo expresarse bien, porque tampoco entendía esos sentimientos en su interior. ¿Celos? ¿Rencor?

¿Odio?

Es sólo que me puse triste porque he recordado a Hyunjin. Triste y culpable.

Chan suspiró al leer el mensaje, entendiendo la postura en la que estaba el chico porque a nadie le gustaba mentirles a sus mejores amigos. Sobre todo, Jeongin, que parecía tan apegado a Hyunjin.

Si no estás seguro de esto, In, podemos dejarlo hasta aquí.

No quiso sonar tan categórico e incluso frío, pero sentía que necesitaba decírselo para saber qué tan seguro estaba Jeongin de lo que ellos podían tener. En especial, porque Chan necesitaba un pequeño (gran) impulso para poder terminar con Yeji pronto.

Jeongin leyó las palabras, sus labios frunciéndose en disgusto.

Estoy seguro. El chico lo miró un instante. Te quiero. Te quiero para mí, como mi novio. La mano de Jeongin tembló. Te quiero, te quiero, te quiero, te qui–

Chan detuvo el movimiento errático de la mano de Jeongin, repentinamente asustado por su forma de actuar, y al voltear a verlo notó su llanto silencio y sus ojos lagrimosos, mordiendo su labio inferior con fuerza.

—Oh, Jeongin... —susurró Chan, abrazándolo de golpe porque no sabía qué otra cosa hacer en ese instante, porque su corazón se rompió al ver a Jeongin llorar así.

Chan no quería verlo llorar nunca en la vida.

Lo meció, sintiendo como los hombros del chico se sacudían por los sollozos, y le revolvió el cabello. Le murmuró palabras tranquilizadoras para que así se calmara, para que volviera a sonreírle con esa bonita sonrisa que poseía.

Muñequito de Porcelana ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora