"No permitas que la historia se repita"
Anfitrite no logró entender las palabras de Ahele hasta ese momento
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Por lo general Anfitrite tenía problemas para quedarse dormida, pero esa noche en el momento que se recostó para dormir se sumergió en el mundo de los sueños.
Anfitrite había crecido escuchando pequeños relatos sobre el tatarabuelo de su tatarabuelo, quien había sido Toruk Makto.
Cuando era una niña adoraba escuchar las historias que su madre le contaba sobre el, podía estar horas sobre el regazo de su madre escuchando atentamente las palabras que salían de su boca.
Pero con el tiempo y el pasar de los años esos relatos eran cada vez menos frecuentes lo que la llevó a perder el interés.
Aunque nunca lo dejo de admirar y siguió soñando en algún día convertirse en Toruk Makto, convertirse en la primera mujer en ser Toruk Makto, ese era un sueño que nunca la abandonó.
Algo que tampoco la abandonó fue un relato en especial, el relato de la espada de plata, así era como Anfitrite lo había llamado.
Su madre contaba que Toruk Makto la había encontrado en una base de los hombres del cielo y que la había guardado durante años sin usarla nunca.
Pero un día la mujer a la que el amaba estaba en peligro, los hombres del cielo estaban atacando a los Metkayinas.
Los hombres del cielo habían secuestrado a, la mujer de Toruk Makto. Sabían que el haría cualquier cosa por ella y que no dudaría en ir a rescatarla si se encontraba en peligro.
Cuenta su madre que Toruk Makto no dudo en tomar su espada y llamar a la última sombra para ir en rescate de su esposa.
Al llegar al lugar encontró a los hombres del cielo con su esposa atada de las manos y los pies.
Toruk Makto comenzó a luchar contra los hombres del cielo al ver como se encontraba su esposa, cegado por la ira acabó con lo hombres uno por uno, cuando por fin llegó a su esposa, en cuanto terminó de desatarla un ruido estruendoso se escuchó y un hilo de sangre comenzó a brotar de en medio de la frente de él.
Su esposa ni siquiera los pensó cuando tomo la espada de su esposo caído y empaló al hombre que le había arrebatado al amor de su vida y al padre de sus hijos.
Consumida por la ira y la sed de venganza llevó a los Metkayinas a la victoria contra las personas del cielo y honró la vida de su esposo hasta el día de su muerte.
Esa misma noche ese relato, el relato de la espada de plata tomó lugar en sus sueños.
Todo se sintió tan real, como si ella estuviera presente durante todo momento. Los gritos de los hombres del cielo al ser asesinados por Toruk Makto y el grito de dolor que soltó la mujer al asesinar al demonio que le había arrebatado todo.
Despertó del sueño cuando el sol comenzó a golpear en su cara.
En el momento en el que despertó los recuerdos del sueño comenzaron a evaporarse de su mente, pronto solo estaba la persistente imagen de la espada plateada en su mente.
