capítulo O1

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•••EE.UU•••
"San Antonio"

— De acuerdo Carson, ten cuidado ¿está bien? — hablaba apresuradamente su madre — Intenta no meterte en problemas, por favor — rogaba a la vez que veía como su hijo se dedicaba a guardar sus maletas en el portaequipaje de su auto.

Beatriz, la madre, sabía que era fácil que su hijo se enredara en peleas, pero no era porque fuera un mal chico, sino porque tenía un carácter muy fuerte, y cuando quieran obtener algo de él, este solo los ignoraba, y eso provocaba que el orgullo de algunos chicos -que pretendían ser rudos- fueran pisoteados.

— Por favor Carson, te lo pedimos ¿si? — pedía su padre deteniendo las acciones del menor, quien rodó los ojos -y dado un suspiro- asintió con la cabeza.

— Si, tratare — exclamó subiendo al auto y preparándose para marcharse, pero no sin antes dedicarle una última mirada a sus progenitores y sonreírle con sutileza — Cuidense — y recibiendo la misma palabra, terminó por irse, conduciendo a su nuevo hogar.

. . .

La noche se acercaba, y manejar desde San Antonio a Alabama no era broma, así que hizo varias paradas antes de llegar, pero cuando al fin vio el gran cartel con el nombre de su destino, dejó escapar un suspiro de alivio.

Conduciendo por otros treinta minutos más, dio por fin con el lugar en donde se alojaría en sus años de universitario. Solo esperaba que los residentes de la facultad no fueran unos idiotas como los que salen en las tipicas peliculas estadounidenses.

Salió del vehículo y se dirigió hacia la parte trasera para buscar sus cosas, pero cuando la voz de alguien a su espalda sonó, no dudo en girar desconfiado.

— ¿Eres Carson Ivanovsky? — preguntó un chico casi de su edad, de piel canela, cabello castaño claro, y ojos color miel. Vestía una sudadera gris y unos short negros, y dada su apariencia se sabia que venia de correr.

— Soy yo — respondió el albino sin mucho interés.

— Mucho gusto, soy Simón McQueen — ofreció extendiendo su mano, acción que nuestro protagonista acepto — ¿Entramos? — y con esa corta presentación, los dos muchachos se fueron adentrando en el lugar, pero con lo que no contaban era que se encontrarían con una escena impactante. Más para Simón que para Carson.

Dos chicos se encontraban follando a otro mientras que el resto se masturbaba, miraba y alentaba al trío, a la par que le arrojaban billetes. Y todo esto junto con que unos dos grababan la escena pornografica, pero la fiesta se terminó cuando la garganta de McQueen resonó, haciendo que todos voltearan a verlos, algo que los dejó impactados, provocando un enorme silencio que dudo cinco segundo. Nadie sabía qué decir, o qué hacer, solo se miraban entre sí intentando buscar alguna excusa, pero el silencio se rompió cuando la voz de Carson sonó.

— ¿En donde voy a dormir? — preguntó despreocupado, apartando sus ojos hacia Simón, quien sorprendido señaló las escaleras, para luego decir; "Sigueme" y confundido por la actitud el morocho chico lo guió a su habitación, y antes de que se marchara Ivanovsky exclamó un; — Buenas noches muchachos.

HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora