capítulo O4

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La gruesa voz de Ivanosky hizo a todos voltear y verlo con una expresión sorprendida, puesto que no habian escuchado cuando entro, aunque las atentas miradas hizo que el albino estuviera confundido y algo desorientado — ¿Sucede algo? — cuestionó observando expectante a cada uno de los presentes.

Los chicos estaban impactados, y no porque estuvieran nerviosos de que Carson haya escuchado su conversación, sino porque justo en frente de ellos se hallaba una maravilla de la naturaleza.

— ¿Por... Por qué estas mojado? — preguntó balbuceante mientras clavaba sus ojos en el abdomen del contrario, quien aún no se percataba de su condición.

— Oh, es que... la manguera se rompió y terminó por salpicarme — comentó sacudiendo su cabello y peinándose hacia atrás, gesto que hizo que se viera aún más guapo y sexy. Su camisa blanca se transparentaba a causa del agua y esto ocasionaba que su torno se viera a través de ella, así que los universitarios pidan presenciar claramente el abdomen definido de Carson — ¿Está todo bien? — les preguntó al ver que sus compañeros estaban embobados, eso le causaba un poco de gracia — ¿Por qué se ven así? — carcajeo, haciendo que por primera vez los chicos vieran la hermosa sonrisa del albino, quien -inocente- no entendía que de apoco iba encantando a todos los de la facultad — ...Creo que será mejor que vaya a secarme — señaló al darse cuenta de la situación.

— No, no, asi estas bien.

— Si, no es necesario.

— No nos molesta.

Sus comentarios coquetos hicieron que Carson frunciera el ceño, acción que hizo reaccionar a los mayores, los cuales salieron de su trance e intentaron actuar de forma razonable.

— ¿Sabes qué? tienes razón, podrías resfriarte — habló el pelinegro apartando la mirada difícilmente, ya que quería seguir viendo aquel divino cuerpo hecho por los dioses.

— Y ten cuidado, o podrías resbalar por... el agua — agregó Simón evitando el contacto visual, ya que sino se vería sus intenciones.

— De acuerdo — y escuchando como subia por las escaleras, los chicos esperaron a que los pasos se alejaran para dejar escapar un gran suspiro.

— ¿Cómo alguien puede ser tan perfecto? — consultó el moreno dejándose caer en una de las sillas mientras recordaba las imágenes del proporcionado cuerpo del albino.

— No lo se, pero sera dificil no fantasear con él a partir de ahora — confesó relamiéndose los labios a la vez que sacudía su playera como si tuviera calor — Y lo malo de todo esto es que, parece ser alguien difícil de conquistar, así que si alguien se lo quiere coger tendrá mucho trabajo por hacer — comentó haciendo que el resto riera.

HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora