wake me up when december ends.

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Y, de repente, como una racha de aire que entra por la ventanilla del coche al bajarla tan solo un par de centímetros, vuelvo a despertar en un suspiro. Cierro los ojos y pongo en pausa el mundo durante unos minutos.

Me he acostumbrado a pensar que a veces necesito una pausa.

Un momento de extasis

un momento con químicos anestesiando mi sangre

un agradable silencio rompiendo las esquinas de mi mente

una desconexión completa con la realidad.

Cuándo comenzó esta absurda guerra. Cuándo se convirtió huir en una necesidad básica. Cuándo encerré al pequeño soldadito para cubrirlo todo con humo. Cuándo me convertí en un zombie, quién fue el culpable de inyectar ese veneno en mi cuerpo, cómo me hice prisionera de un virus que destroza a todas las personas que se aferran a mí.

Miro atrás pero solo veo humo,

un humo muy negro,

miro más allá pero solo veo llamas. 

Un incendio que consigue dar luz entre una oscuridad que me aterra(ba).

Un pequeño parche para una herida demasiado grande 

una herida que se convirtió en una infección

una infección que, lentamente, se ha convertido en metástasis.

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Pero no es tarde, ¿no?

O quizás sí.

Está claro que eso ya no importa.

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11 es un número que nunca ha significado nada para mí. 11 es un número que hace días que no sale de mi mente. 11 es un número primo. 11 es capicúa. 11 son los años que me separan de ti. Llenos de 132 meses. Un desquiciado número de días que han pasado desde la última vez que clavaste tus enormes ojos en los míos. Un absurdo número de días sin ti, pero muchos menos de los que quedan por llegar.

Te he estado leyendo, ¿sabes?

Me he despertado con el sonido de tu voz.

No me asusta porque sé que sigues ahí. Colocando las piedras en mi camino, tensando la cuerda que rodea mi cuello, señalizándome el camino cuando creo que todo está perdido.

Eres la voz de la consciencia que nunca tuve y ahora me hace real, me convierte en lo que soy.

Qué bonita ironía pensar que los muertos aún viven en alguna otro lugar. 

Qué bonito sería que pasaran su tiempo eterno cuidando de los que aún luchamos.

Pero esta vez es diferente, ¿puedes sentirlo?

Tu recuerdo ha destrozado la trampa en la que escondía a mi soldadito.

Me he acostumbrado a pensar que a veces necesito una pausa, que puedo alejarme de todo con químicos y dinero. He dejado de crear finales felices por falta de tiempo. Nos he convencido de que el amor se basaba en lujos y placeres. He comprado el romanticismo que antes manaba de mi corazón. He dedicado mi esfuerzo a cuidar sin amor, a curar con indiferencia.  

El soldado que antes luchaba entre masas de arena ahora se ahoga en un círculo diminuto.

He sido el lobo feroz de mi propia historia.

He culpado a todos y a todo de los monstruos que llevo dentro, cuando, en realidad, siempre han estado ahí. 

Tanto odio, tanta ira, tanta rabia acumulada que ahogaba en un mar de alcohol y sangre, como si no supieran respirar bajo agua, como si no fueran a dejar que me ahogara sola.

Se acabó.

No más culpas, no más juicios sin testigos.

He despertado de nuevo. 

Al abrir los ojos y mirar a mi alrededor lo he visto claro. Cristalino.

Puede que esté rodeada de fantasmas, puede que sea un monstruo, o puede que no. Qué importa, si en esta sociedad todos lo somos.

Todos miramos a otro lado cuando nos hablan de Ucrania, pero a todos nos gusta el morbo de las imágenes explícitas.

Todos compramos en un mercado que explota a niños y mujeres, pero lo que nos importa es que satisface nuestras necesidades materiales.

Todos nos quejamos de un sistema que nos obliga a encajar en un molde incoherente, que nos  educa con miedo y odio, un sistema que finge protegernos del mundo en vez de enseñarnos a vivir en él.

Todos sobrevivimos como mejor nos conviene, sin importar a quién dañamos o a quién dejamos atrás.

Ser humano es sinónimo de ser aterrador.

Tanto tiempo persiguiendo la normalidad, luchando por ser comprendida, juzgándome por no ser lo que los demás esperan o necesitan.

Como una gallina, rodeada de una flora increíble, que solo mira hacia el cielo porque no puede volar.

Estaba tan asustada de pensar, que no me di cuenta de que es la única forma de ser realmente libre.

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Bienvenido a casa, little soldier.

Sé que va a ser un largo camino, pero no estarás solo.

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