🦄|𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 0|🦁

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—¡César, levántate, carajo!

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—¡César, levántate, carajo!

El grito de la mayor asustó de sobremanera al pelinegro de tez morena, que hasta se sentó abruptamente en su cama con los ojos abiertos.

—¡¿Qué pedo, qué pedo!?

Con los ojos abiertos y algo adormilados, su pereza se va en un dos por tres cuando nota la presencia de su progenitora, ésta tenía un rostro de pocos amigos, observa furibunda a César.

—A-Ah, hola má.— Tartamudea nervioso el pelinegro de iris marrón, sentándose en la orilla de la cama dispuesto a levantarse.

—¡Nada de “hola má”!—. La mujer hace el amago de imitar a su hijo con burla, manteniendo su enfado. —¿Sabés la hora que es? Desde hace rato te ando hable y hable, para que después me salgas con tus pendejadas. No me impresiona que sacaste lo flojo de tu padre santo.

—Ugh, lo sé, amá.— Se levanta ya espabilado, sin dejar de mirar a su madre: Victoria Flores. —Ya no lo volveré a hacer.

—¡Nah, nah, nah! No me vas a volver a engañar, ya me sé tus trampas, escuincle.— Hace ademanes la señora Flores, frunciendo el ceño. —Ya levántate, tienes que cuidar a tus hermanitas.

—¿Eh? ¿Y yo por qué?

—Porque yo lo digo.— Dictamina Victoria con altivez, mirando inexpresiva ante la mirada reclamatoria de su hijo mayor. —Ya tienes dieciocho años, no mames. Haznos el favor.

—Pero, ¿por qué ellas se van a quedar mientras ustedes convenientemente van a salir a un lado?

—¡¿Sí me vas a hacer caso, o no!?

El ojimarrón se asusta un poco por el grito colérico de su jefa, bajó la mirada avergonzado, se maldijo por haber contestado con otra pregunta.

Después de todo, no es como si ellos le devolvieran el favor algun día, por lo que acata sin rechistar el pedido de Victoria.

Finalmente, contesta en voz baja evasivo.

—Sí. En un rato voy.

La pelinegra mayor mofa con frustración, trata de relajar sus expresiones cuando se dispone a salir de la habitación en silencio.

César sabía que su defecto era ser bastante perezoso en la mayoría de las veces, pero es que era inevitable, sobretodo si él cuidaba a altas horas de la noche a su hermanita de dos años que parecía tener pila recargable. Eso sí, no olvidaba la promesa de cumplir con cuidar a sus hermanas el fin de semana mientras sus padres salen de paseo para celebrar su doceavo aniversario.

Por una vez en su vida, agradeció no haber procastinado para hacer sus tareas pendientes de la universidad y tener “días libres” en su fin de semana, en su tiempo olvidaba por completo aquello último.

Aseado y arreglado, camina en dirección a la sala, ya que por obvias razones él vive en una casa de sólo un piso, no se quejaba puesto que lo considera su verdadero hogar en los últimos seis años. El pelinegro peina un poco su cabello revuelto y corto, para ver de reojo a sus hermanas menores que ya se encontraban sentadas en la mesa, esperando su comida.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞 ▎𝗚𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿𝗕!𝗠𝗟𝗣 𝐱 𝗢𝗰!𝗠𝗮𝗹𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora