Matt despertó temprano, y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, tratando de no hacer mucho ruido. Monder había vuelto a salir en la madrugada, tras quedarse un rato viendo a Sara dormir, y había despertado al hada para decirle que estaría en el pueblo de los enanos resolviendo unos "asuntos".
Alguien tocó la puerta, y al escuchar aquella voz dulce y grave al mismo tiempo, se puso helado.
-¡Hey Matt, ábreme! ¡El olor a pan de frutas llega hasta la laguna!
Era Marco, su amigo mago-ninfo del que le había hablado a Sara. No se esperaba para nada la visita del mago, él siempre se pasaba por el reino de las hadas y las ninfas los fines de semana, y que llegara justo en estos momentos, cuando la protegida de Monder estaba en su casa, no era para nada bueno.
-¡Un momento, no estoy vestido! – mintió Matt, y corrió hacia la cama de Sara.
-Hey, humana, despierta – le susurró a Sara, zarandeándola del hombro.
-Hmmm ¿Qué pasa? – preguntó Sara, aun medio dormida.
-¿Recuerdas al amigo mago-ninfo del que te hablé? Va a entrar aquí, y por nada del mundo te puede ver.
-¿Qué tiene de malo? No pienso caer en sus encantos – dijo ella tranquilamente, estirándose para desperezarse.
-¡Mathlon! ¿¡Por qué demoras tanto!? – escucharon gritar al mago.
-Por favor, ve al segundo piso y escóndete en el armario, enserio, no te puede ver, él y Monder se odian.
-Ok, me esconderé – dijo Sara de mala gana, y subió rápidamente pero con el suficiente cuidado de que sus pasos no se oyeran.
Cuando el hada estuvo seguro de que Sara estaba escondida, abrió la puerta, y su amigo lo saludó con un fuerte abrazo.
-¡Matt, hace mucho no te veía! – dijo Marco, pasando directo a la cocina.
-Sí, hace tres días que no nos veíamos – dijo el hada, enojándose al ver que su amigo prácticamente se comía todo el pan en un 2x3 –. No esperaba tu visita.
-Ya salí a vacaciones en el instituto mágico ¿no te había dicho que salía esta semana?
-No me acordaba...- y era la verdad, Matt no recordaba, ya que cuando Marco le había dicho, él estaba ebrio gracias a la cerveza de los enanos.
-¿Y que más que pasar mis vacaciones aquí? con bellas ninfas y hadas – dijo Marco, terminándose el pan, y mirando seriamente al hada –. Te noto raro Matt.
-¿Yo? ¿Raro? ¿Por qué tendría que estar actuando raro?
-Escúpelo todo Matt, no eres bueno ocultando cosas – dijo el mago, tomando un sorbo del jugo de fresa que había preparado el hada –. Además, hablé con tus vecinas y...me dijeron que ayer hubo mucho escandalo aquí, y que la vocecilla del escándalo era de una hembra – dijo el mago, y Matt se heló –. Y que también te habían visitado los idiotas de Monder y Permian.
-Bueno, ellos vinieron con...alguien, pero ya se fueron – dijo Matt, con voz temblorosa. No era bueno mintiendo.
Sara casi no escuchaba lo que los chicos estaban hablando. Sintió un pinchazo en el tobillo, y al agachar la cabeza para mirar, vio que se trataba de una hormiga. El dolor que le había causado la picadura, y su miedo a todos los insectos, la hizo gritar y salir del armario.
-¿Sara? – gritó Matt, mirando al segundo piso, preocupado.
-¿Se llama Sara? – Preguntó el mago –. Bonito nombre.
YOU ARE READING
Crónicas Angelicales: Monder
FantasySara es la última descendiente del linaje del rey David, y cuando el príncipe de las tinieblas se entera de su existencia, el cielo y el infierno entrarán en una guerra de alcances inimaginables, que tendrá de escenario el mundo mortal y el mundo má...