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El hiccup

Juan era un Hiccup.

El más pequeño entre los más pequeños. Si existiesen pesas
para hormigas Juan no podría levantarlas.

Cuando nació todo el mundo se mantenía pendiente a que sobreviviera. Los antiguos chamanes le dijeron a su madre que el no viviría y que sería un milagro que despertase vivo al día siguiente.

Y el sobrevivió esa noche.

Y ese crudo invierno.

Porque Juan nació en una tormenta eléctrica con granizo y mareas tan salvajes que las olas acariciaban las rocas más altas del acantilado de la isla,uno de esos fenómenos que solo anunciaba desgracias y más desgracias.

Desde la temprana muerte de su madre hasta los incesantes ataques de dragones que se volvían cada vez más crueles y salvajes acompañando al frío que cada año se volvía más crudo,todos siempre lo miraban a él. Siempre pensaban en él y aunque el Jefe no permitiría ni un solo susurro al respecto Juan sabía al derecho y al revés la historia del Hiccup nacido en una tormenta de granizo,hielo,truenos y marea que no hizo más que empeorar las desgracias de su pueblo.

A sus humildes 15 años Juan no podía estar peor ubicado en el mundo. Él no era como los otros vikingos él era... bueno, era Juan. En palabras y quejas de muchos era un chico que tenía mucho cerebro y poca carne,algo muy poco valorado para los vikingos. Sus ideas,aunque prácticas e innovadoras, no eran muy populares. Lo único destacable que todos le reconocían era que tenía un talento especial para ser la mejor carnada para dragones y para hacer cosas muy estúpidas.

Sus días se podían resumir muy fácilmente: despertar por la mañana,desayunar su trucha curada,ir a la armería y empezar a trabajar,ser despachado a las 5 para que se quedase en casa sin molestar hasta las 10 cuando su padre llegaba de sus rondas por el pueblo. Debían comer juntos en la mesa,solos y en silencio la mayoría de las veces. A veces Juan comía solo porque su padre tenía reuniones hasta tarde,muchas veces culpa de los dragones y muchas otras culpa suya.

Dragones.

Esa palabra lo hacía temblar.

Muchos vikingos dicen que cuando un joven tiembla ante la mención de un dragón es porque el instinto dentro de él lucha para salir a pelear y matar a la bestia.

Él.... Bueno,temblaba muy a menudo.

En ese momento se encontraba como de costumbre en el salón de su casa terminando de comer algo de la sopa de trucha que con tanto cariño se había hecho. Estaba solo.

Todo era su culpa,otra vez.

Dos días antes cuando estaba en su casa tendiendo su cama el gran cuerno de la guerra casi lo hace pegarse al techo.

-¡ATAQUE DE DRAGÓN!

Entonces se encontró a si mismo despachando armas una tras otra sin parar. Afilando espadas y hachas en la parte trasera de la armería.

-¡Tomen sus armas ya! ¡Rápido no tienen tiempo de elegir! ¡Hay masos y masas así que no se peleen!-Gritaba el  fondo hombre desde el mostrador.- ¡¿A dónde crees que vas?!

Juan fue levantado del suelo por un filoso garfio que lo tomó desde su chaleco mientras intentaba escabullirse.

-¡Ibai ya bajame!

-¡No,no,no!¡Tu te quedas aquí sentado!

Sentar era una palabra muy delicada para la estampada contra la silla que le dió el herrero al pobre chico. Le arrojó más armas para apilar y salió corriendo con su carro lleno de cosas amenazándolo con una última seña de su garfio.

꧁༒☬𝕬𝖑𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝕯𝖗𝖆𝖌ó𝖓☬༒꧂  [𝕊𝕡𝕣𝕦𝕒𝕟]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora